En los últimos 20 años, la gente se ha vuelto más consciente sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, también conocido por sus siglas inglesas de ADHD, y la cantidad de niños diagnosticados con el TDAH también ha aumentado considerablemente.
Sin embargo, hay que ser cautelosos para no etiquetar con TDAH a todo niño muy energético ni a los que pueden tener algún problema para enfocar su atención.
El Dr. Michael Zaccariello, quien trabaja en el departamento de Psicología de Mayo Clinic en Rochester, afirma que mo existe ninguna prueba capaz de diagnosticar definitivamente el TDAH, pero hay criterios que los médicos pueden aplicar para identificar el trastorno.
“El TDAH es una afección crónica que implica problemas de falta de atención o de distracción, hiperactividad y comportamiento impulsivo. Algunas personas emplean libremente el término TDAH con todo niño que tiene problemas para enfocar la atención en alguna cosa por largo rato o muestra alto nivel de actividad durante un período prolongado. No obstante, hay que reconocer que, en ocasiones, la mayoría de las personas sanas no presta atención o actúa de forma hiperactiva o impulsiva”, comenta el especialista.
El psicólogo comenta que es normal que los preescolares solo puedan enfocar la atención por períodos cortos y que no sean capaces de quedarse pegados a una sola actividad.
Y resalta que, la capacidad de enfocar la atención durante el día puede variar hasta en los niños más grandes y en los adolescentes.
“Además, los niños pequeños son energéticos por naturaleza y suele quedarles todavía bastante energía mucho tiempo después de que sus padres están agotados, por no mencionar que hay una gran cantidad de niños que simplemente son mucho más activos que otros. Por lo tanto, nunca hay que clasificar a un niño bajo el TDAH solamente porque es diferente a sus hermanos o amigos”.
Una distinción fundamental entre los comportamientos infantiles normales y los del TDAH es que los síntomas de este trastorno perturban mucho y de forma constante la vida diaria y las relaciones interpersonales.
Así como, los niños con TDAH no lo presentan solamente en un entorno. Cuando un niño tiene problemas grandes en la escuela, pero está bien en la casa, o al revés, lo que quiera que esté ocurriendo es diferente a este trastorno.
“Otras dos características decisivas del comportamiento del TDAH son que empiezan cuando el niño es pequeño (antes de los 12 años) y duran más de 6 meses”, menciona el especialista.
Los niños con padres o hermanos con TDAH tienden a correr más riesgo de presentar el trastorno que aquellos sin antecedentes familiares y lo mismo ocurre con los niños que sufren enfermedades complejas temprano en la vida.
Por ejemplo, los niños nacidos prematuros tienden a presentar el TDAH con mayor frecuencia que otros niños.
El médico comenta que estas son algunas preguntas que deben hacerse cuando se considera la posibilidad de un trastorno por déficit de atención e hiperactividad: ¿Se distrae el niño fácilmente y a menudo? ¿Está siempre en movimiento? ¿No piensa antes de actuar y es a tal punto que su seguridad corre peligro? Pero, la más importante es: ¿Perturban mucho la vida diaria estos problemas de falta de atención, de distracción, de impulsividad y de hiperactividad?
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“Si la respuesta a estas preguntas es “sí”, entonces viene al caso una evaluación por parte del médico del niño. La evaluación del TDAH en un niño se divide en varios pasos. El primero es realizar un examen médico para descartar otros problemas posibles, como dificultades para oír o ver, y otros trastornos del aprendizaje, del lenguaje o del desarrollo”.
Si le preocupa que el comportamiento de su hijo pueda ser una señal del TDAH, haga una cita para que lo evalúen. Cuando se diagnostica TDAH, el tratamiento ayuda a controlar los síntomas y hace más fácil manejar al niño y disfrutar de la vida diaria.