La artritis se divide en dos tipos básicos: osteoartritis y artritis reumatoide. La primera es, en gran medida, la más común y suele presentarse con los años, cuando el cartílago protector en los extremos de los huesos se desgasta con el transcurso del tiempo. Y la segunda enfermedad esquelética provoca dolor, sensibilidad, rigidez y pérdida de la flexibilidad en la articulación.
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario del cuerpo ataca la membrana sinovial, o revestimiento que rodea las articulaciones.
Esta enfermedad provoca inflamación crónica, así como dolor, hinchazón y rigidez en la articulación. En algunas personas, la artritis reumatoide termina llevando al daño de la articulación y a discapacidad.
Pese a que los síntomas pueden ser similares, ambos tipos de artritis varían mucho entre sí y requieren tratamientos diferentes. Vale la pena ver a un profesional médico pronto, porque algunos tratamientos pueden alterar el avance natural de la afección.
Esta es una de las razones por las que el reumatólogo de Mayo Clinic, Dr. John Davis III, nos explica cuáles son las diferencias entre ambas enfermedades esqueléticas.
La artritis reumatoide suele afectar primero a las articulaciones pequeñas, especialmente a las que conectan los dedos con las manos o los pies.
“Las primeras señales de advertencia de artritis reumatoide son las siguientes: hinchazón en la articulación, sobre todo en los nudillos en la base de los dedos, las muñecas o los pies; rigidez en las manos, muñecas o pies que se presenta temprano en la mañana y mejora con la actividad, y cansancio, fiebre o pérdida de peso inexplicables”, informó el reumatólogo.
El galeno también dijo que al especialista, con el que se trata, puede valorar su situación y, de ser necesario, recomendar un plan de tratamiento según las circunstancias.
“Ninguno de los dos tipos de artritis tiene cura, pero el tratamiento suele ayudar a controlar los síntomas. Informe al médico si alguno de sus padres, hermanos o hijos tiene artritis reumatoide, porque eso significa que usted corre más riesgo de padecer la enfermedad”.
El tratamiento para la osteoartritis generalmente incluye analgésicos, fisioterapia y, en algunos casos, inyecciones de corticosteroides. Suele también ser necesario modificar las actividades para reducir la tensión sobre las articulaciones.
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En la artritis reumatoide, el tratamiento implica medicamentos para reducir la inflamación y otros fármacos para lentificar el avance de la enfermedad y reducir el daño en las articulaciones.
Los medicamentos dirigidos contra el sistema inmunitario también pueden aliviar la inflamación y disminuir el riesgo de daños en la articulación y en los tejidos. La fisioterapia y la terapia ocupacional sirven a quienes padecen artritis reumatoide.