Cada día aparecen más y más enfermedades que generan preocupación, angustia y miedo entre las personas; sin embargo, un nuevo estudio científico ha dado conocer cuál sería la madre de todas ellas y que cobra muchas vidas.
De acuerdo a un estudio científico realizado por Juan Carlos Izpisúa Belmonte, del Instituto Salk de California, sostiene que el envejecimiento no es una enfermedad, sino la madre de todos los males. Increíble, ¿no?
Los investigadores encontraron que existe una enfermedad mortal llamada progeria de Hutchinson-Gilford, la cual causa algo muy parecido a la vejez, pero en la infancia. Información también publicada en el diario El país.
Esta enfermedad no tiene cura; sin embargo, se puede reparar los múltiples daños que provoca en todas nuestras células, del estómago al cerebro, y prevenir así, o al menos retrasar, el infarto, el cáncer, el alzhéimer y las demás enfermedades de la edad.
Pero, ¿de qué trata la progeria? El portal Mayo Clinic menciona que es un trastorno genético progresivo extremadamente raro que acelera el envejecimiento de los niños y que comienza en los primeros dos años de vida.
Ante ello, los científicos se encuentran investigado la cura para esta enfermedad, por lo que han realizado una prueba en ratones de los cuales obtuvieron resultados positivos. No todas las células se han corregido, pero sí lo han hecho las suficientes para que los ratones recobren la salud, el vigor y aumenten su esperanza de vida en un 25%.
La progeria y otros miles de enfermedades raras debidas a la mutación de un solo gen han empezado a plantear cuestiones éticas acuciantes para los científicos, y ello en la resaca del escándalo protagonizado por He Jian kui, el biólogo molecular chino que anunció en noviembre el nacimiento de dos niñas editadas genéticamente con CRISPR (un sistema de edición genética).
Sin embargo, esta prueba fue reprendido por la comunidad científica internacional de manera casi unánime. Primero, porque CRISPR no se considera aún una técnica 100% segura. Y segundo, porque He Jian kui no había reparado un gen vital (“curar”), sino que había conferido a las niñas resistencia al virus del sida (“mejorar”).
Es importante mencionar que la progeria no tiene cura, pero las investigaciones en curso muestran cierta esperanza en cuanto al tratamiento.