La obsesión por hacer deporte para bajar de peso, la necesidad de comer menos aduciendo que están subidos de peso o el uso reiterado de laxantes son señales que pueden advertir que alguien presenta anorexia, un trastorno de conducta alimenticia que está afectando en Lima a niños de incluso 10 años de edad.
Así lo reveló el doctor Rolando Pomalima, director ejecutivo del Área de Niños y Adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), al señalar que la anorexia, la bulimia, la vigorexia y la ortorexia van en aumento en los hospitales de salud mental y en algunos casos de manera crónica.
Al referirse a la anorexia, Pomalima explicó que consiste en la distorsión de la imagen corporal y el deseo obsesivo de bajar de peso. Si bien antes era más frecuente en niñas, hoy se presenta también en niños.
"La niña por ejemplo puede ver que sus nalgas están grandes y los niños que tienen músculos agrandados cuando no es así, hay una percepción errada de su cuerpo".
La anorexia puede ser restrictiva y se manifiesta cuando empiezan a eliminar de su alimentación las harinas, las proteínas e incluso el agua aduciendo que también "engorda".
Según el psiquiatra, esto se asocia a niños o jóvenes con personalidad inhibida. Son inteligentes, primeros en su clase, perfeccionistas, pero suelen tener problemas en sus relaciones interpersonales.
El otro tipo de anorexia es la purgativa, es decir cuando se usa frecuentemente los laxantes para bajar de peso.
Esto está más relacionado con personas con carácter extrovertido, pueden consumirse sustancias (drogas) y caer en cuadros depresivos pero también podrían asumir una sexualidad inadecuada. En algunos casos, hay antecedentes de abuso sexual.
"En nuestra área del hospital vemos en aumento estos casos, recibimos niños de hasta de 10 o 12 años con problemas serios y crónicos. Esto nos lleva a reflexionar sobre las medidas preventivas, antes se decía que solo era problema de niñas, ahora ya no, cada vez hay más casos de anorexia en varones", indicó.
Sobre la bulimia, el médico dijo que también se caracteriza por la distorsión de la imagen corporal pero, en vez de disminuir los alimentos, los jóvenes comen sin control, pero ante el miedo de subir de peso, inmediatamente empiezan a vomitar.
Las causas de los trastornos de conducta alimenticia son multifactoriales, pero fundamentalmente tienen relación con lo biológico-genético, el contexto familiar y lo cultural.
"Hay padres o madres con estos trastornos pero eso no es determinante para que sus hijos presenten el cuadro".
También se refirió que a nivel familiar, los adolescentes o jóvenes con estos problemas están desvinculados de sus familias, es decir no existe confianza con sus padres.
Posiblemente tampoco hubo "apego seguro", que está vinculado al sentido de pertenencia a una familia y a la seguridad de que lo quieren. Puede aparecer también en familias donde los padres son autoritarios o sobreprotectores y, por tanto, los niños no tienen espacios individuales para desarrollar sus competencias.
"En la experiencia de tratamiento de estos casos, encontramos en gran parte de las niñas un sentimiento de soledad", subrayó el psiquiatra.
Dijo además que es importante poner un alto al factor cultural evitando, por ejemplo, que niños menores de 10 años frecuenten pasarelas porque "hay un alto riesgo de caer en la belleza física y no la espiritual".
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Para el doctor, es de suma importancia no colocar apodos a los hijos, hermanos o amigos pequeños.
"Hay gente que no los llama por su nombre sino que le dicen 'gordos'. Esto puede ser el punto desencadenante de los niños con riesgo biológico genético", advirtió.
"Los padres deben acompañar a sus hijos durante su crecimiento, aceptando que cada etapa será diferente. A veces los padres los critican y ellos entran en confusión", anotó al detallar que es necesario crear vínculos afectivos.
Con información de Andina.