El queso sí es bueno para la salud y tras varios años de estudios, los expertos llegaron a la conclusión de que este ingrediente es importante incluirlo para llevar un régimen de comida comida saludable.
Lineamientos sobre grasas saturadas de la American Heart Association (AHA) asegura que estas sustancias que se encuentran en los productos lácteos enteros, son malas para la salud. Sin embargo, una nueva investigación publicada en The American Journal of Clinical Nutrition, desmiente esta versión.
Dicho estudio indica que no se encontró ninguna relación directa entre el consumo regular de queso, leche u otros productos lácteos, con los riesgos de ataques al corazón, accidentes cardiovasculares o incluso la muerte.
Pese a todo, llegar a esta conclusión no fue nada sencillo. Los investigadores siguieron a un grupo de tres mil adultos menores de 65 años por un periodo de dos décadas, ninguno de ellos con problemas cardiovasculares.
“Nuestros hallazgos no sólo respaldan, sino que fortalecen significativamente, las crecientes evidencias que sugieren que la grasa láctea, contrariamente a la creencia popular, no aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas o la mortalidad general en los adultos mayores“, dijo Marcia Otto, quien lideró el estudio.
Por su parte, Michelle Allison, conocida como la ‘Nutricionista Gorda’, debido a su flexibilidad con las dietas y las restricciones de comida, dijo que los resultados le parecieron muy convincentes.
“La conclusión es bastante sexy: comer grasas saturadas de productos lácteos no parece estar asociado con un mayor riesgo cardiovascular. Creo que, como muchas personas, estoy interesada en cualquier investigación que diga que comer lácteos enteros no parece aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ya que el helado, el queso y la leche entera son extremadamente sabrosos, y también son alimentos culturalmente significativos que están profundamente arraigados en la vida de muchas personas”, señaló.
Por otro lado, señaló que el seguimiento de los pacientes no fue el indicado, pues en lugar de darles una dieta balanceada que incluyera productos lácteos, dejaron que los pacientes consumieran sus dietas regulares.
“Los estudios prospectivos son buenos cuando se necesita medir algo -como un riesgo a largo plazo para la salud- que sólo se desarrolla con el paso de los años y las décadas, y también son útiles para estudiar cómo pasan las cosas de manera real en la vida de las personas y no en un laboratorio controlado. Pero eso también significa que estudios como este no pueden demostrar relaciones causales entre dos cosas -como comer grasa láctea y tener un ataque al corazón- de la misma manera en que lo pueden hacer los ensayos controlados”, indicó.