No te preocupes si lo que te vamos a contar, te hace dudar del novio o de la novia, este tema de la herencia genética es más real que los hijos que tienes y no se parecen a tu actual pareja.
Lo vemos hoy en Milan el primogénito de Shakira, tiene un parecido incontrastáble con el "Ex" de la cantante, pero no es lo que le pasó a Will Smith, ya que su hijo mayor, es como una gota de agua, si tuviera barba, sería él mismo.
Haz notado que los niños cuando nacen son más parecidos a la madre que al ¿padre? o en algunos casos se dice, los bebés están hinchaditos al nacer, en unos días se notará mejor el parecido, pero ¡Mentira! no se le parece.
Bueno, aquí te lo explicamos, mantén la calma, que la nota no es tan mala como parece.
En un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, acreditan que los hijos de una pareja, pueden tener rasgos muy parecidos o nacer idénticos a la última pareja sexual de esta mujer.
Que no te sorprenda, pues esto quiere decir que tal vez, lo amaste mucho, de aquí, no te parecerá raro que digan, tu sobrino es igualito a ti, es que en realidad este parecido viene del vínculo sentimental que tienes con la madre de tu familiar parecido.
Y así como dijo el filósofo griego Aristóteles, "Un hombre puede dejar una marca en el cuerpo de su compañera y así influir en la descendencia de otro macho" esto ya se veía en tiempos remótosa inicios de la ciencia.
Los especialistas proponen que este efecto puede resultar a la hipotética absorción por parte de la hembra de las moléculas del semen del primer macho. “Justo cuando pensábamos que lo teníamos todo claro, la naturaleza nos mete un nuevo gol por la escuadra”, ha si lo explicó la autora, Angela Crean. “Sabemos que los rasgos que presentan las familias no están únicamente influidos por los genes que se pasan de los padres a los hijos”.
Los científicos indican que los nuevos descubrimientos muestran que un macho puede transferir también algunas de sus cualidades adquiridas a la descendencia por otros machos.
“Varios mecanismos no genéticos de herencia hacen posible que los factores medioambientales puedan influir en las características de un niño”, añadió Crean. “Nuestros nuevos descubrimientos llevan esto a un nuevo nivel, mostrando que un macho puede transmitir también algunas de sus cualidades adquiridas a las crías engendradas por otros machos, pero no sabemos si esto se puede aplicar a otras especies”. En la investigación, los profesores galeses produjeron moscas de distintos tamaños mediante una alimentación más o menos nutritiva, y después los cruzaron con hembras que todavía no habían madurado. La conclusión a la que llegaron es que las que mantuvieron su primera relación con un macho de mayor tamaño dieron a luz a descendientes de mayor envergadura, aunque el progenitor real haya sido una mosca más pequeña.
Otros científicos están convencidos como cautelosos ante tales descubrimientos. En Tha Guardian, el profesor de la Universidad de Oxford John Parrington manifestó que se debería probar en ratones para saber si esto podría suceder en humanos, aunque admite que “hasta hace poco se habría pensado como algo imposible porque se pensaba que el genoma del ADN sólo se pasaba a las futuras generaciones por el macho”. Pero la situación ha cambiado.
En los últimos años cada vez hay más pruebas de lo que se conoce como cambios epigenéticos, que pueden transferirse a lo largo de más de dos generaciones y esto depende según el estilo de vida o la dieta. El de la epigenética, es una palabra relacionada a Cornad Hal Waddington a inicios de los años 40 y puede describirse como un conjunto de procesos químicos que transforman del ADN sin cambiar su secuencia. Puede ser un ejemplo un tanto peculiar, pero que fue usado por la columnista Daisy Buchanan para el diario The Guardian. Si, por ejemplo, una mujer ha estado con un hombre exitoso durante mucho tiempo, es posible que su estado de forma física y dieta haya sido mejor que si hubiera salido con alguien de estatus más bajo, por lo que su descendencia se verá beneficiada de la riquereza de la antigua pareja.
“Con tales cambios”, añadió el profesor de Oxford, “cosas que se pensaban que eran imposibles podrían, de hecho, no ser tan descabelladas”. Su compañero Stuart Wigby, profesor de zoología en Oxford, calmaba los ánimos, y aunque recordaba que “el principio de la telegonía es teóricamente posible para casi cualquier animal de reproducción interna”, recordaba que “históricamente no ha habido muchas evidencias sobre ello”. ¿En qué condiciones podría aplicarse a los humanos, cuya forma de reproducción es muy diferente de la de los insectos? Por ejemplo, en el caso de que “las madres lleven ADN fetal en su sangre durante el embarazo”.
Artistóteles fue el primero en sugerir que las cualidades de todos los amantes podrían transmitirse a los futuros retoños, pero el término no fue acuñado hasta el siglo XIX, gracias al biólogo alemán August Weismann. No obstante, durante muchos siglos, y especialmente en la Edad Media, la creencia en la telegonía estaba ampliamente extendida. Es una de las razones por las que se veía con malos ojos que alguien se juntase con una persona divorciada, y por la que los reyes, durante mucho tiempo y para garantizar la pureza del linaje, sólo se relacionasen con vírgenes que pudiesen garantizar dicha condición.