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15 Ene 2024 | 17:17 h

Las cartas de amor que Coco Nicolich le escribió a su novia desde el accidente en Los Andes

Gustavo “Coco” Nicolich, escribió muchas cartas a su novia y a su familia antes de fallecer tras el accidente en Los Andes. 

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    Las cartas de amor que Coco Nicolich le escribió a su novia desde el accidente en Los Andes | Composición Wapa / Difusión

    La Sociedad de la Nieve de Netflix es una película que ha causado conmoción por la cruda historia de las personas que estuvieron en el vuelo 571 que iba destino a Chile pero se impactó contra los Andes antes de llegar a su destino. Cada ser humano que estuvo en dicho vuelo tiene una historia importante de supervivencia, desde su forma de ver la vida en dichas circunstancias. Una de las historias que más impactó fue la de Gustavo “Coco” Nicolich, quien le escribía cartas a su novia Rossina Macitelli y a su familia.

    Coco, en sus escritos a su amada, le revela cómo es que tuvieron que llegar a comer los cuerpos de sus amigos para poder sobrevivir, aunque él no quería que ese día llegara. A continuación, te presentamos una de las más crudas cartas que Gustavo le escribió a Rossina.

    Carta de Gustavo "Coco" Nicolich a Rossina Macitelli en donde le revela cómo se comían los cadáveres

    "Es tardecito y empezó a hacer un poco de frío y a soplar viento. El día de hoy fue bárbaro, un sol divino y mucho calor, me hacía recordar los días de playa contigo, pero con la diferencia de ir contigo a comer a tu casa y acá me tengo que quedar afuera del avión sin comida alguna", mencionaba Coco Nicolich.

    "Hoy, aparte de todo, fue un día un poco depresivo puesto que mucha gente se entró a desanimar (hace 10 días que estamos aquí), pero a mí por suerte todavía no me tocó el desánimo, puesto que con solo pensar en que te voy a volver a ver, me vienen fuerzas increíbles. Otra de las causas del desánimo general es que dentro de un rato se nos acaba la comida. Nos quedan nada más que 2 latas de mariscos (chicas), 1 botella de vino blanco y un poco de granadina que indudablemente para 26 hombres (bueno, también chicos que quieren ser hombres) no es nada", relataba.

    "Una cosa que te va a parecer increíble; a mí también me parece. Hoy empezamos a cortar a los muertos para comerlos, no tenemos otro remedio. Yo por mi parte le pedí a Dios que nunca llegara este día, pero llegó y tenemos que afrontarlo con valentía y fe porque llegué a la conclusión de que los cuerpos están ahí porque los puso Dios, y como lo único que interesa es el alma, no tengo por qué tener un gran remordimiento. Y, si llegara el día y yo con mi cuerpo pudiera salvar a alguien, gustoso lo haría”, escribió en ese entonces Gustavo.

    "No sé cómo estarán ni tú, ni papá, ni mamá, ni los chicos por ahí. Pensar que están sufriendo me entristece, vivo pidiéndole a Dios que los tranquilice y les de valor porque es esta la única manera de salir de esto, que creo que pronto tendrá un final feliz para todos", expresaba el rugbier.

    “Cuando me veas te vas a asustar. Estoy mugriento, barbudo, un poco flaco, con un tajo grande en la cabeza, otro en la frente que ya se me curó y uno chiquito que me hice hoy trabajando en la cabina del avión, además de pequeños tajos en las piernas y en el hombro. Pero, con todo, estoy muy bien”.

    "Hoy, pudimos recomponer una radio transistor que encontramos el otro día, Roy la arregló y mañana esperamos tener noticias por algún noticiario chileno o argentino del rescate. Si lo hubieran suspendido, cosa que yo no creo y a esta altura me parecería increíble, dentro de tres o cuatro días, cuando recobremos algo de fuerzas, un grupo creo que nos largamos a atravesar la parte de la cordillera que nos queda, que espero que sea poca".

    "Por lo que ves, no tenemos la menor idea de dónde estamos puesto que, cuando volamos hacia Chile. el piloto creyó haber pasado Curicó y en Chile le informaron que descendiera. Inmediatamente aminoró la marcha y en unos pocos segundos agarramos unos pozos de aire que nos hacían bajar 1.000 a 2.000 pies, y cuando el mecánico (que está vivo con nosotros) le dio toda la potencia posible, ya era tarde", finalizó en una de sus cartas el jovencito de tan solo 20 años.

    Verdadera carta de Gustavo Nicolich Foto: Museo Andes

    Desafortunadamente Coco Nicolich falleció el 29 de octubre junto a sus 7 amigos en el alud que los sepultó.