Kim visitó una exhibición en Estados Unidos y quedó paralizada al ver el cuerpo de su hijo desaparecido hace 13 años. El caso reabre sospechas de asesinato y polémica por el uso de restos humanos.
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Lo que prometía ser una simple visita turística en Las Vegas se convirtió en una pesadilla. Kim, una mujer estadounidense, viajó a la ciudad del entretenimiento sin imaginar que en uno de sus museos más impactantes encontraría una escena que le cambiaría la vida: el cuerpo de su hijo, desaparecido hace más de una década, expuesto en una vitrina como parte de una muestra científica.
La tragedia comenzó en 2012, cuando Christopher Todd Erick, de 23 años, fue reportado como desaparecido. Su familia había perdido todo rastro de él el 12 de noviembre de ese año. Pocas semanas después, las autoridades confirmaron su muerte en extrañas circunstancias. Aunque se mencionó una posible incineración del cuerpo, el caso nunca fue del todo claro y quedó envuelto en sospechas. Su padre, devastado, entregó a la madre una urna con supuestas cenizas para evitarle más dolor.
Todo cambió cuando Kim decidió visitar la famosa exposición “Real Bodies”, en el hotel Horseshoe de Las Vegas. Mientras recorría la sala, una figura humana con el nombre “El pensador” llamó poderosamente su atención. No solo por su pose, sino porque algo en su piel, en sus cicatrices, le resultaba profundamente familiar. Al acercarse más, se convenció: ese cuerpo pertenecía a su hijo Christopher.
El museo, que cuenta con más de 200 cuerpos diseccionados y preservados con fines científicos, asegura que todas las piezas fueron obtenidas legalmente y mediante donaciones. Pero ante la declaración de la madre, la polémica estalló. Kim solicitó de inmediato una prueba de ADN para comprobar si los restos exhibidos realmente pertenecen a su hijo, y advirtió que de ser así, iniciará acciones legales contra los organizadores de la exposición por no tener autorización familiar para exponerlo.
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Lo que alimenta aún más el misterio es que el informe forense de aquel entonces reveló rastros de cianuro en el cuerpo de Christopher, descartando un suicidio o una muerte por causas naturales. Hasta hoy, las autoridades no han esclarecido si se trató de un homicidio encubierto.
La historia de Kim ha provocado un debate internacional sobre el origen y la ética del uso de restos humanos en exhibiciones públicas. Mientras tanto, una madre espera una prueba que podría reabrir un caso que, durante más de una década, se creyó cerrado.