En Piura, una familia acusó al personal de salud del Hospital de Apoyo II-2 de Sullana por haber ocasionado la muerte de manera negligente a una madre de familia de 44 años. La mujer pasó los últimos momentos de su vida suplicando atención médica de emergencia.
Isolina Zapata Carranza, de 44 años necesitaba con urgencia una intervención quirúrgica para extirpar los miomas y quistes uterinos que afectaban gravemente su salud y que le habían ocasionado un excesivo sangrado prolongado de 2 días y un dolor pélvico intenso que la aquejaba.
Según contaron los familiares de la paciente, el 08 de marzo Isolina ingresó al área de Emergencia del Hospital de Apoyo II-2, debido a la intensidad de los dolores y el sangrado, la mujer tenía problemas para respirar, por lo que los médicos creyeron que tenía COVID-19.
“Los doctores cuando volvieron a ver a mi hermana y notaron que tenía problemas para respirar, automáticamente creyeron que tenía Covid-19. Les expliqué que ese síntoma era producto del sangrado excesivo y que por lógica su hemoglobina estaba baja; es más les exigí que revisaran su historia clínica para que corroboraran su enfermedad, pero no me escucharon”, comenta Fredelinda Zapata Carranza, hermana de la fallecida para diario Correo.
Fredelinda contó también que los médicos no le realizaron ningún examen a la paciente. Solo le indicaron que no había disponibilidad de camas, y que la mujer debía llegar “con más sangrado y más dolor” para recién poder intervenirla. Tan solo le colocaron una ampolla para el dolor y la enviaron a su casa.
“Los doctores solo se concentraron en el virus, pero no le hicieron una prueba de sangre o análisis clínicos para saber en qué situación estaba la salud de mi hermana. Ella gemía de tanto dolor, seguía sangrando y cada vez se ponía más pálida”, agregó.
Tras varias horas de espera, y llegada la noche, un galeno del Hospital Covid autorizó el traslado de retorno al Hospital de Apoyo II-2 para la intervención de emergencia a la paciente. Sin embargo, en ese momento no había ambulancias disponibles, por lo que Isolina y sus familiares tuvieron que esperar dos horas más, en medio del estado crítico de su salud.
Después de los esfuerzos y discusiones entre familiares, doctores y la Policía, se logró ingresar a Isolina al área de cirugía. “A los poco minutos, otro doctor salió a preguntarme qué tipo de sangre era mi hermana. Me sorprendió tanto, pues ellos ya tenían la historia clínica”, narra Fredelinda con el dolor de haber perdido a su ser querido.
“Si la dejamos entrar, todo el personal se va a contaminar”, fue lo que le increpó uno de los doctores a Fredelinda Zapata, creyendo por error que la paciente tenía Covid-19, a pesar que los familiares y los propios enfermeros de la ambulancia mostraban la orden de traslado, y los resultados la radiografía toráxica que indicaba negativo al virus.
Uno de los doctores de turno, de nombre Nelson Navarro, quién pertenece al departamento de ginecología obstetricia, y junto a otros doctores de apellidos Alcántara y Valdivieso; anunció a los familiares de Isolina que en ese momento no había médicos anestesiólogos. Luego de ello, procedió a cerrar las puertas del área de Emergencia, dejando a fuera a Isolina en la camilla de la ambulancia.
Luego de un engorroso proceso para su admisión y la agonía de la paciente, finalmente, Isolina Zapata Carranza, madre de dos mujeres, una joven de 20 años, y una niña de 12 años, falleció a las 3.00 A.M. a los 44 años de edad.