En México, un sacerdote que fue condenado a 63 años de prisión por abuso sexual contra un menor de edad, falleció el último viernes 5 de junio infectado por el coronavirus en el penal Reclusorio Varonil Preventivo Oriente.
Fuentes allegadas indicaron que Carlos López, de 73 años de edad, fue internado el pasado miércoles en la Torre Médica de Tepepan, pues presentaba problemas respiratorios y tuvo que ser intubado. Autoridades del centro de reclusión informaron que el interno padecía de diabetes, lo que habría perjudicado más su situación.
Alan Juárez, abogado defensor de López, aseguró que su patrocinado se contagió de la COVID-19 debido al mal control sanitario que existe en todos los centros penitenciarios de México.
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En el 2008, Jesús Romero Colín presentó una denuncia contra el cura ante la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, donde lo acusaba de haber abusado sexualmente de él en múltiples ocasiones. Después de 10 años de una ardua batalla legal, de enfrentamiento a la burocracia clerical y al encubrimiento de la jerarquía católica, logró que se hiciera justicia, según detalló Univisión.
Cuando tenía 11 años, Jesús aspiraba ser misionero y asistía a las iglesias de San Agustín de las Cuevas y de San Judas Tadeo, donde conoció a su mentor Carlos, a quien apoyaba en las misas como monaguillo. Sin embargo, los sueños del adolescente se convirtieron en pesadillas cuando comenzaron los vejámenes del clérigo. La madre del niño denunció el hecho ante las autoridades eclesiásticas.
En busca de la justicia, Jesús Romero envió una carta al papa Francisco en el 2013 de la que recibió respuesta. El sumo Pontífice escribió: “Tengo recibida su carta. Con dolor, vergüenza, la releí y también con los mismos sentimientos la respondo. Perdón en nombre de la Iglesia, así con sencillez se lo pido. No me sale otra palabra. Rezo por usted y por todos los que pasaron por ese martirio. Quiero estar cercano. En usted, y en los que han sufrido lo mismo, veo la cara de Cristo ultrajada".
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Carlos López fue detenido en 2016 en Jiutepec Morelos, donde siguió oficiando a pesar de que se le había prohibido desde 2011 hacerlo en la Ciudad de México. En marzo de 2018 el Juzgado 55 en materia penal lo sentenció a 63 años de prisión y a pagar una reparación de 75.000 pesos (más de 3.400 dólares) por daños al menor.
Con información de: La República.