La autoestima es un conjunto de percepciones que nos ayuda a optar por una mejor calidad de vida y que puede ser usada como un arma poderosa para combatir los feminicidios. Una especialista en empoderamiento femenino sugirió a los padres de familia cultivar el amor propio en sus hijas para disminuir los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas sentimentales.
Ítala Ureta, directora de la ONG “Mujer Asertiva”, mencionó en una entrevista realizada por Radio Karibeña, que el tema de feminicidio necesita un tratamiento global que incluya como parte de la solución: La terapia psicológica para las mujeres con baja autoestima.
La especialista sugirió acciones, como talleres de padre de familia en los distintos centros de educación, dónde se les explique que ellos tienen la obligación y el deber de formar la autoestima de sus hijas, ya que el hogar es el primer lugar donde se forma la personalidad de los menores.
“Es importante enseñarles a los padres a tomar conciencia de que el castigo físico, la disciplina con rabia, el rechazo, el abandono emocional, la violencia sexual, la sobreprotección, la crítica, la impaciencia, el egoísmo, el favoritismo, el perfeccionismo, las incoherencias entre otros, destruyen la autoestima del niño o niña, los hace crecer inseguros e incapaces de tomar buenas decisiones por sí mismos, pues serán muy influenciables”, detalló Ureta.
Según la especialista, es de vital importancia que el ser humano desarrolle una adecuada autoestima, de esta manera, la persona adulta podría tener mayor conciencia y seguridad al momento de tomar decisiones fundamentales en su vida, como elegir a su pareja sentimental, estudiar una profesión y hasta tener un correcto cuidado en su salud física y mental.
Por lo contrario, la baja autoestima que son una característica en las mujeres violentadas, genera que éstas sean personas manipulables, incapaces de ver la realidad desde un punto de vista acertado. Según la experta, una baja autoestima se debe a las carencias psicológicas y las emociones negativas o dañinas aprendidas en el hogar, las cuales crean en la persona reacciones impulsivas. Hace referencia que, cuando a una mujer le toca elegir una pareja sentimental lo hacen guiadas por las carencias de afecto, aceptación y afirmación.