Si bien es sabido que el consumo de alcohol en exceso es dañino para la salud, estudios científicos han demostrado que en adolescentes las consecuencias tienen efectos aún más devastadores, principalmente en el cerebro, órgano que en esa etapa se encuentra en pleno proceso de desarrollo.
Durante la adolescencia, el cerebro lleva a cabo la llamada “poda neuronal”; es decir, en función del tipo de actividades que realiza el adolescente, el cerebro perfecciona las sinapsis (conexiones entre neuronas) o las elimina (por no haberlas consolidado). Este proceso —que tiene como fin hacer del cerebro un órgano más potente y eficaz— está relacionado con el desarrollo de las habilidades cognitivas básicas y del razonamiento lógico; y ahora se sabe que el consumo de alcohol puede dañarlo seriamente y producir efectos nocivos no solo en la memoria y el aprendizaje, sino también en el desarrollo de la capacidad de toma de decisiones.
Según estudios recientes en neurobiología, independientemente de la cantidad o de la frecuencia, beber en la niñez o la adolescencia afecta la maduración de estructuras cerebrales, entre ellas, el córtex prefrontal. Esta área, que corresponde a la parte anterior de los lóbulos frontales, está asociada principalmente a la toma de decisiones, la planificación y el control de los impulsos instintivos.
Teniendo en cuenta que el comportamiento adolescente se caracteriza por la búsqueda de la novedad, la exploración de nuevas sensaciones, el juego de imitar roles adultos y la toma de riesgos —estos últimos, por ejemplo, relacionados con la sexualidad y el consumo de drogas—; es importante entender que si el córtex prefrontal dista mucho de haber madurado, es de esperar que los adolescentes sean aún más vulnerables y que se trunque el desarrollo de sus funciones ejecutivas, como tomar decisiones de forma consciente y responsable, gestionar pensamientos y emociones, plantearse metas y definir pasos para alcanzarlas.
La Dra. Liliana Tuñoque, psicoterapeuta y especialista en adolescentes, indica que las acciones de prevención deben empezar desde casa. “Mantener mucha comunicación con los hijos, establecer límites de conducta y fomentar siempre diálogo con ellos” son algunas de sus recomendaciones para los padres. Además, enfatiza que no se trata de enseñarles a beber responsablemente, sino de explicarles los daños que lespuede causar.
¿Y qué ocurre con los padres que consumen alcohol? Al respecto, la especialista señala: “Si los padres consumen alcohol, debe ser de forma disciplinada, sin llegar al exceso”. En esta línea, acota que incluso existen casos en los que son los padres quienes fomentan el consumo: “A los 13 o 14 años, [los adolescentes] salen a quinceañeros y en esas fiestas suelen ser los padres los que proporcionan el alcohol”. El consejo es tajante: “Es importante recomendar el no consumo de alcohol, por más mínimo que sea”. Ideas como “mejor que tome en casa, así lo controlo” deben quedar descartadas.
En el Perú, el consumo de alcohol después de los 18 años es legal. Sin embargo, el proceso de desarrollo del cerebro se prolonga incluso hasta los 25 años. Si ya contamos con estudios científicos que comprueban el daño que producen las bebidas alcohólicas en los menores, ¿qué esperamos para tomar consciencia y actuar? Tomémoslo en serio.