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28 Oct 2019 | 13:36 h

Lorena Meritano: “El cáncer es un maestro que me enseñó muchas cosas”

Lorena Meritanosuperó el cáncer el 14 de enero del 2015. La actriz cuenta que aprendió mucho de esta enfermedad. ¡Mira qué más dijo!

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    Lorena Meritano ha demostrado ser una luchadora nata, aunque que exprese que no le gusta que la llamen así. Ha sabido sacar provecho de todo lo que le ha pasado, desde el 2014 que le diagnosticaron cáncer de mamá. Ella indica que esta enfermedad le enseñó mucho.

    “Fue primaria, secundaria, universidad, máster, doctorado”, indicó la actriz argentina de 59 años, quien confirmó que superó el cáncer el 14 de enero del 2015.

    La hermosa artista, que ha participado en producciones como 'Prisionera de Amor', 'Pasión de Gavilanes', 'Corazón Apasionado', 'Amas de Casa Desesperadas', 'Ecomoda' y 'Chepe Fortuna', brindó una extensa entrevista a Elpais.com.co, donde habló sobre todo lo que le ha enseñado esta enfermedad.

    ¿Por qué no quiere ser llamada guerrera?

    La guerra trae destrucción, aniquila, cansa, mata, destruye. El cáncer es un maestro, pero también una enfermedad tremenda que uno no está preparado para recibirla. Una cosa es acompañar a un enfermo de cáncer, y otra recibirlo en tu cuerpo, en tu mente, en tu alma, en tus emociones, comprenderlo, aceptarlo y vivirlo. Quién es uno, un insignificante ser humano para hacerle la guerra a un monstruo como el cáncer. Me parece ridículo decir que alguien le ganó la guerra al cáncer porque nadie lo hace. El cáncer es una patología que requiere de mucha fortaleza, paciencia, perseverancia, humildad, contra él no se puede luchar.

    ¿Y qué actitud hay que asumir?​

    Hay que recibirlo como a un maestro, yo me pregunté para qué, en vez de por qué a mí, y entendí que se sana desde el amor, abrazándole y diciéndole ‘bueno, voy a caminar con vos, a ver qué me tenés que enseñar, a ver qué tengo que cambiar, qué tengo que aprender, en quién tengo que confiar’. Hay que revisar la terminología con la que nos referimos al cáncer. Mi papá se murió de cáncer, mi papá no perdió la guerra, no es un perdedor, fue un hombre maravilloso que se fumó la vida, que hizo lo que pudo y falleció. El cáncer no es una guerra porque necesitas mucha energía para sobrevivir, la guerra te la quita, en cambio el amor te la da.

    La reacción de Ernesto Calzadilla, su pareja, fue distinta cuando estuvo enferma de cáncer. ¿Él huyó?

    Ernesto estuvo en el momento más difícil. Fuimos dos personas que nos enfermamos. Yo me enfermé el cuerpo y eso afectó mucho el estado anímico de él, pobrecito, no es fácil acompañar a un enfermo de cáncer. Él no huyó, pero me dejó en un momento muy difícil, en la peor semana de mi vida, empezando el peor año de mi vida, cuando me salieron nuevas bolas, que yo no sabía si estaba enferma. Me quedo con lo bonito que me dio. En ese momento para mí fue terrible. Pedí ayuda psicológica y con terapias lo pude perdonar, soltar, comprender que él me acompañó hasta donde pudo.

    ¿Lo perdonó a él?

    Sí. Haberlo perdonado y haber podido soltar y dar vuelta a la página a mí me sanó mucho, me hizo mucho bien, porque el perdón te hace bien a vos y ni hablar a tu salud. Uno en este tipo de procesos pone en jaque la relación con vos y después te das cuenta de qué están hechas tus relaciones. Las que se tienen que cortar se cortan, aunque sea muy doloroso. Pero pasado el tiempo mirás para atrás y te das cuenta de que Dios es el arquitecto perfecto y que es mejor saber quién es quién y quiénes son los incondicionales.

    ¿Y hubo mucha gente que la dejó sola por el cáncer?

    Me escribían en las redes sociales: ‘te ves horrible calva, querés dar lástima’. Un montón de amigos y compañeros con los que trabajé me eliminaron, me dejaron de seguir en Twitter, en Facebook, pero entendí que no es personal, no es conmigo, es con ellos. Son sus miedos.

    ¿Por qué dice que este maestro, el cáncer, le ayudó en la autoestima?​

    Yo era muy insegura, tenía la autoestima destrozada por muchas cosas que me pasaron. Además, por mi oficio y el mundo tan materialista en el que vivimos donde la gente vale por los millones de seguidores que tiene, este mundo tan machista en el que una mujer es linda por la cantidad de pelo que tiene o la cola divina o los senos divinos, por su título, su carro o por cuánto gana. Cuando me miré al espejo calva y sin senos, te juro por Dios, que por primera vez me vi hermosa. Nunca me oculté porque los seres humanos también somos cicatrices, enfermedad. No quise hacerle un culto al cáncer con lo que subí a mis redes sociales, quería decirle a los demás pacientes ‘yo te doy mi mano, vos me das la tuya’ y a la gente que estaba sana que remirara sus relaciones, que sanara, que pidiera ayuda, que viera si era feliz en su trabajo.

    ¿Se ha vuelto a enamorar?​

    Sí, me he vuelto a enamorar de la vida, porque en algún momento me quise soltar y le pedí perdón a Dios por eso. Y me volví a enamorar de mí, de la Lorena auténtica, la original, la de Concordia, la argentina, la sincera, la honesta, la que no le gusta festejar su cumpleaños con gente, que prefiere viajar sola, que no va a reuniones con más de tres personas, porque no soporto que todo el mundo hable a la vez. Me enamoré de mi salud, la cuido. Pero a nivel amoroso no he vuelto a tener pareja.