Fueron 20 historias premiadas que reivindican y ponen en relieve la necesidad de impulsar la presencia de la mujer en la gestión y administración del agua, desde diversos espacios como la gestión pública, organizaciones comunales, proyectos de inversión privada, etc.
Este foro es impulsado por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, el Ministerio del Ambiente, Ministerio de Agricultura y Riego, la Autoridad Nacional de Agua, la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento, el Gobierno de Canadá y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
Según información de la Dirección General de Cambio Climático y Desertificación del Ministerio del Ambiente (Minam), la desigualdad determina diferencias de acceso a la propiedad de la tierra, al título para el uso del agua, a la cantidad de trabajo que se realiza y al acceso a cargos de autoridad.
Tales diferencias impactan directamente en el acceso a bienes, servicios, oportunidades y, por lo tanto, en la calidad de vida y bienestar de los peruanos.
En ese sentido, el Minam destaca la importancia de que las políticas públicas que giren en torno al uso del agua y la seguridad hídrica, incluyan también los conocimientos ancestrales, así como las prácticas y necesidades de las mujeres frente a este recurso, lo cual se logra garantizando su participación en los debates y en la toma de decisiones.
Entre las mujeres reconocidas está la historia de Angela Benavente, una joven arequipeña, ingeniera civil y agricultora que además es la actual presidenta de la Junta de Usuarios de Yura.
Asumió la presidencia a sus 22 años de edad y se ha comprometido a trabajar durante cuatro años sin descanso para modernizar los sistemas de riego y ser más eficientes con el agua.
Flora Magdomia es otra mujer luchadora, lideresa comunal de Huamantanga, provincia de Canta, departamento de Lima. Flora no para, su participación es tan activa con los proyectos que llega a su comunidad, que muchas veces no es bien recibida por sus vecinos, sobre todo por el hecho de ser mujer.
“Hace un tiempo hicimos un proyecto de recuperación de canales con la ONG CONDESAN. Con ellos se trabajó en la instalación de pluviómetros y vertederos, para medir la capacidad del agua que se obtiene al año en el pueblo. Esos estudios comprobaron que Huamantanga es una de las localidades que más agua aporta a la capital. Lo que esperamos ahora es que la capital nos retribuya”, cuenta Flora Magdomia.