Jessica Cox es oriunda de Arizona, nació sin brazos, pero eso no le impidió cumplir sus sueños. A pesar, de los estudios que le han realizado durante sus tres décadas de vida aún no sabe porque no desarrolló las extremidades superiores en el útero.
“Mi mamá tuvo un embarazo normal. Y el día de mi nacimiento, fue un shock absoluto para mis padres, especialmente para mi madre, que estaba devastada cuando el médico dijo que “su bebé no tiene brazos”. Cox reveló que nunca se sintió limitada al crecer. Ella le debe a la familia el valor y fuerza. “Me ayudaron a realmente animarme a salir y probarlo, a resolver las cosas y a querer ser independiente”.
“Estoy reemplazando lo que otros pilotos harían con las manos y sustituyéndolo con mis pies”, dijo Cox.
Cuando era niña el subir a aviones era un poco terrorífico. “Cada vez que subía en vuelos comerciales cuando era niña, solo rezaba a Dios para que me cuidara”, contó.
Pero al subirse a un vuelo en un avión pequeño le hizo cambiar de opinión. “El piloto me llevó al frente del avión. El avión tiene controles duales… quitó las manos del control y me dejó volar. Incluso si algo te asusta, es importante que lo enfrentemos”.
Luego de culminar sus estudios en la Universidad de Arizona en 2005, Cox empezó a entrenarse para convertirse en piloto, pero esto no fue una tarea fácil, ya que tendría que buscar a un instructor adecuado.
“Tenía numerosos instructores de vuelo y colaboradores en mi entrenamiento para resolver esto”, dijo Cox. “Por lo tanto, fue un proceso de tres años averiguar a través de prueba y error lo que funcionaría”.
Además de aprender todas las instrucciones para pilotar este tipo de vehículo, también debía encontrar el avión correcto, uno que sea compatible con sus habilidades.
“Saqué esta foto de un avión y la puse en el fondo de mi computadora, y solo recuerdo haber mirado ese avión. Fue el avión en el que finalmente me certifiqué. Pero levantando esa foto en esos momentos de duda, y solo imaginando volar un avión, a pesar de que en este momento no era una realidad, hizo que la realidad se hiciera realidad”.
Hace más o menos 11 años que Jessica Cox fue certificada por la Administración Federal de Aviación para volar un Ercoupe, un avión deportivo ligero. “Hubo muchas preguntas. Hubo muchas preocupaciones. Hubo muchas dudas sobre si esto era posible”.
A pesar de las limitaciones que se le presentaron al nacer sin brazos, ella tuvo una infancia normal: asistió al colegio y siempre estuvo activa en diferentes actividades extracurriculares, siendo un ejemplo de empoderamiento para otras personas.
“Desde lecciones de baile hasta clases de taekwondo, clases de natación y modelos para Girl Scouts, todos los días después de la escuela tenía alguna actividad que hacer”, dijo Cox.
Aunque también por ser un tanto diferentes, también recibió atención no deseada que en vez de ayudarla la frustraban.
“Quería mucho ser normal y me decían con demasiada frecuencia que no podía hacer algo o que estaba discapacitada … Me molestaba la palabra “discapacidad”. Y aunque le enseñaron a usar dos brazos protésicos, a Cox no le gustó la sensación antinatural.
“Nunca me sentí cómoda con ellos desde el inicio. Pensaba que mis pies eran mejores”.
Cabe mencionar que, Jessica no solo es piloto de avión, sino también buceadora certificada y cinturón negro de tercer grado en taekwondo, ha recorrido más de 20 países como oradora motivacional.
“A menudo pienso en si podría regresar, cambiar mi vida y nacer con brazos. En primer lugar, mi vida sería completamente diferente, y una de las cosas que es tan poderosa es que vivo mi vida de la forma en que lo hago, tiene un impacto tremendo en otras personas. He tenido modelos a seguir y líderes. Y como lo he hecho, ahora es mi responsabilidad ser lo mismo para la próxima generación”.