Inés Melchor nació en Acombambilla, Huancavelica, pero creció en Huancayo, tierra de atletas. Tuvo una infancia modesta pero feliz por el cariño de sus padres y la unión de su familia. Pese a las carencias y a la falta de apoyo para deportistas, logró convertirse en una deportista de élite, y hoy es reconocida a nivel panamericano y mundial.
Poseedora del récord sudamericano de maratón, de varias plusmarcas nacionales y muchas medallas de fondismo, es una de las fondistas peruanas más laureadas. Conoce su historia.
¿Cómo recuerdas tu niñez?
No tuve todo lo que quise, como cualquier niño, pero fui feliz al lado de mis padres y mis hermanos. Jugaba liguitas, yaxes y, como dos de mis hermanos son varones, también fútbol, trompo, “saca chapa”… juegos que hoy no ves jugar a los niños en la calle. Recuerdo mi infancia con felicidad.
¿Cómo decidiste dedicarte al atletismo?
Por lo menos hasta los diez años no se me había cruzado por la cabeza ser deportista o practicar atletismo. Pero mi papá siempre quiso que uno de sus hijos sea deportista. Recuerdo que a los siete años me llevó al estadio. Me dijo: “mira, aquí entrenan todos los atletas, acá están los mejores”. Y lo decía así porque Huancayo siempre ha sido reconocido por tener buenos atletas. Eso me fue inspirando. Él creía que yo tenía ese potencial porque en la escuela gané dos competencias de atletismo. El profesor de educación física también creyó en mi talento y me invitó a ser parte del equipo del colegio. Así fue que me inicie como deportista.
¿Como te sentiste cuando ganaste tu primera carrera de atletismo?
La primera competencia que gane fue una carrera de 5 km organizada por el aniversario del colegio. Nadie pensaba que iba a llegar primera (no estaba entre las favoritas) y por eso fue enorme la emoción. Mi papá y mi mamá siempre estaban presentes en mis primeras competencias. Recuerdo su alegría al verme cruzar la meta.
¿Tuviste temor cuando te iniciaste como fondista?
Sí, en el Perú iniciarse en el deporte es complicado porque tienes muchas carencias, por ejemplo de implementos deportivos. En el caso del fondismo el tema de las zapatillas es muy importante, porque con la ropa uno puede adecuarse pero con las zapatillas no hay opción: si no son adecuadas puedes tener lesiones.
¿Tuviste lesiones de cuidado?
Gracias a Dios no tuve ninguna lesión en los diez primeros años que corrí. Últimamente he tenido algunas pero no preocupantes.
¿Cuándo corres en que piensas?
Trato de tener la mente en blanco y despejar, cuando logro despejarme ni el cansancio no se siente.
¿Alguna música en el especial es utilices cuando corres’?
Me gustas bastante las baladas. Aunque muchos me dicen que son para dormir, a mí me gustan porque son tranquilas. Prefiero, sobre todo, las antiguas.
¿Te retirás en Tokio 2020?
Yo tenía una idea: dejar el atletismo cuando acabase la Universidad para ejercer el derecho, pero llegado el momento fue complicado abandonar el deporte. Solo paré seis meses para hacer practicas profesionales. Pero ahora sí he decido que las Olimpiadas de Tokio serán mi última competición. Quiero asistir, correr bien, aprovechar al máximo este don que tengo y pasar a hacer otras cosas. Quiero dedicarme a mi carrera como abogada, estar al lado de mi familia y ver crecer a mis hijos.
¿Cómo superaste el anti doping?
Hay cosas que marcan la vida. Como deportista me ha tocado superar un montón de obstáculos, muchas dificultades. Lo del doping fue algo que me chocó bastante al punto que pensé no seguir corriendo. Pero logré pensar con cabeza fría y sobreponerme. El apoyo de mi familia fue fundamental para seguir adelante. Frente a la adversidad uno debe sonreír.
¿Sientes que tus triunfos han sobrepasado las dificultades que has tenido como deportista?
Yo empecé a practicar en 1999 cuando no había apoyo significativo ni del Estado ni de la empresa privada, pero el apoyo a deportistas ha crecido mucho en la última década. Creo que podemos mirar con optimismo hacia delante.