El pasado martes, el Estado peruano le pidió disculpas a dos mujeres por impedirles realizarse el aborto terapéutico cuando eran adolescentes. Noelia Llantoy se enteró que esperaba un bebé cuando tenía 17 años, su ginecólogo le comunicó que el feto era anencefálico. Eso quiere decir, que el bebé nacería sin cerebro o sin parte de este órgano, por lo que moriría a las horas o días de nacido.
El médico que la atendió le explicó todos los riesgos para su vida si decidía continuar con el embarazo y le recomendó realizarse un aborto terapéutico en el hospital público donde se estaba atendiendo, Arzobispo Loayza.
Pero el director del centro negó el servicio a la adolescente, que en ese momento se hizo conocida como K.L, pues hasta estos días su identidad se mantuvo en privado.
La joven tuvo que continuar con la gestación y en enero del 2002 dio a una niña a la que tuvo que amamantar hasta que falleció, cuatro días después de nacida.
El último martes, el Ministerio de Justicia (Minjus) pidió disculpas públicas en nombre del Estado a la mujer, que ahora tiene 34 años, por haberle impedido el aborto terapéutico.
Cabe mencionar, que esta es la segunda vez que el Minjus tiene que pedir disculpas por negar realizar este procedimiento médico, ya que, en diciembre del año pasado, tuvo que hacerlo con L.C, a quien no dejaron operarse de emergencia de la columna por estar embarazada y quedó tetrapléjica, a los 13 años.
Es importante recalcar que el aborto terapéutico es legal en nuestro país desde 1924, es decir 77 años antes de que K.L lo pidiera.
El artículo 119 del Código Penal lo permitía "cuando la suspensión del embarazo es el único medio para salvar la vida de la gestante o para evitar en su salud un mal permanente".
Sin embargo, cuando Llantoy solicitó el procedimiento, esta ley no estaba reglamentada. Es decir, no había guía para su aplicación.
Asimismo, el hospital indicó que el aborto de K.L no iba a ser terapéutico sino eugenésico (un aborto voluntario cuando se prevé que el feto nacerá con malformaciones), dijo María Ysabel Cedano, directora del Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Demus), a BBC Mundo.
Este último tipo de terminación del embarazo es ilegal en Perú.
Seguir con la gestación y dar a luz a una bebé anencefálica afectó gravemente la salud mental de la joven y le causó depresión, según reportes psiquiátricos elaborados antes y después del parto.
Noelia Llantoy declaró a BBC Mundo que durante toda su experiencia se sintió "juzgada por muchas autoridades" y que recibía "comentarios fuera de lugar por parte de médicos, autoridades".
Llantoy expresó que le decían que “la culpa era suya por haberse quedado embarazada”.
Meses después del parto, Llantoy emigró a Madrid, donde fue para tratar de empezar una nueva vida. "Cuando me fui tenía la convicción de que todo era mi culpa, que la única responsable era yo", aseguró.
"La sociedad influyó mucho. Yo misma era parte de esa sociedad y tenía otra forma de pensar", reconoció. "(Emigrar) también era un poco escaparme de mí misma", reveló.
En noviembre de 2002, Demus, la organización pro derechos femeninos Cladem y la organización internacional Centro de Derechos Reproductivos (CDR) demandaron al Estado peruano por el caso de Llantoy ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
El reclamo se basó en la negativa a permitirle hacerse un aborto terapéutico y además en los daños que lo sucedido provocó en su estado mental.
Noelia Llantoy se hizo conocida como K. L. en los medios peruanos, durante el tiempo que prefirió mantener su identidad en reserva.