No puedes negar que cada vez que ves a tu sobrino tienes una ganas intensas de estrujar sus cachetes, pues no eres la única y es que la razón por la cual al ver a un bebé quieres apretarlo e incluso morderlos tiene una respuesta científica y se llama cariño agresivo.
Según un estudio científico realizado por la Universidad de Riverside en California, existe una razón neurológica por la cual no podemos dominar nuestros impulsos al ver algo que nos parece tierno.
Tras evaluar la reacción de 54 participantes, cada vez que miraban imágenes de bebés y animales, llegaron a la conclusión que al observar a criaturas que nos parecen lindas, nuestro cerebro siente una especie de ‘abrumación’ por felicidad que experimenta, pero responde con la emoción opuesta, es decir, con agresión.
Cabe mencionar, que este tipo de agresión no tiene el objetivo de lastimar a los que generan ternura, sino el de calmarnos y balancear las emociones.