La iraquí yazidí Nadia Murad agradeció el Nobel de la Paz que hoy le fue otorgado en un mensaje en el que manifestó su deseo de compartir el premio con todas las minorías perseguidas y las víctimas de violencia sexual en todo el mundo.
"Estoy increíblemente honrada y abrumada por su respaldo y comparto este premio con los yazidíes, iraquíes, kurdos y otras minorías perseguidas y las incontables víctimas de violencia sexual alrededor del mundo", dijo Murad en un mensaje colgado en su página web.
En agosto de 2014 fue secuestrada y llevada a la fuerza a Mosul, bastión del EI reconquistado hace más de un año. Ese fue inicio de su calvario de varios meses: torturada, contó haber sido víctima de múltiples violaciones colectivas antes de ser vendida en varias ocasiones como esclava sexual.
Nadid Murad, junto a su amiga Lamiya Aji Bashar, con la que fue galardonada con el Premio Sájarov del Parlamento Europeo en 2016, aún repite que son más de tres mil yazidíes que continúan desaparecidas y, posiblemente siguen en cautiverio.
Murak manifestó ante los erurodiputados que los yihadistas quisieron “ robarnos nuestro honor pero perdieron su honor”.
Además de padecer de torturas y violaciones sexuales, Murad tuvo que abandonar su fe yazidí, una religión tradicional despreciada por el EI, y que es practicada por medio millón de personas en el Kurdistán iraquí.
“Lo primero que hicieron fue forzarnos a convertirnos al islam. Después hicieron lo que quisieron”, relató a AFP 2016.
Así como miles de otras yazidíes, fue obligada a contraer “matrimonio” con un yihadista que la agredía continuamente, reveló en un estremecedor discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York.
En la actualidad, Murad lidera “el combate de (su) pueblo”, como ella mismo lo dijo. Consiguió que se reconociera como genocidio las persecuciones cometidas en 2014. El Consejo de Seguridad de la ONU se comprometió con su causa, así como de ayudar a Iraq a juntar pruebas de los crímenes del EI.
Con Información de EFE.