El 2020 está a pocas semanas de finalizar, pero el daño que la crisis sanitaria causó en los distintos sectores económicos está lejos de terminar. La industria de la moda es una de las tantas víctimas del coronavirus que meses tras el golpe inicial, continúa remando para salir adelante. Wapa.pe conversó con Milagro Olivares, dueña y creadora de la firma de calzado nacional Míloli Shoes, para saber cómo la pandemia afectó su negocio, cuáles fueron algunos de los grandes retos que tuvo que enfrentar y cómo se las arregla para continuar con su sueño.
Miloli Shoes nació hace cuatro años. A mí siempre me ha gustado la moda y todo lo que esta abarca, pero toda mi vida había trabajado en recursos humanos hasta que un día me inscribí en un curso de patronaje de zapatos. Cuando terminé, ‘me picó el bicho de la moda’ y me puse a pensar si en verdad estaba contenta con lo que hacía y cómo iba a terminar mi vida, porque cuando estás en un rubro asumes que seguirás creciendo ahí. No estaba segura si eso era lo que realmente quería o si prefería hacer otra cosa y como tenía 27 años, estaba soltera y sin hijos, dije creo que si es el momento de tomar decisiones que cambien mi vida por completo es ahora o nunca. Así que me decidí por algo que, yo creía en ese momento que me iba a hacer mucho feliz y que realmente hasta la actualidad lo puedo rectificar, me hace mucho más feliz. No es que el otro trabajo no me gustara, sí me gustaba y era buena en lo que hacía, pero este me gusta mucho más. Para mí esto no es trabajo, esto es pasión.
Lo que yo quería y todavía quiero transmitir, es el proceso de crear el zapato, de generar la idea y mi forma de ver el mundo. Para mí no es sólo un zapato, para mí este representa algo porque está diseñado y creado por algo que yo pienso. Eso es lo que en verdad persigo. Al principio las clientas no lo notaban, simplemente veían el zapato. Hoy por hoy creo que un par sí lee de qué se trata la colección, en qué está inspirado el modelo y me encanta cuando me dicen “esto lo armaste porque pensante en tal cosa”. Esa es la satisfacción final, pero eso tarda más tiempo porque no es algo que nos fijemos cuando compramos.
También me encanta el hecho que cuando te pones algo que te gusta, te sientes más empoderada. Te doy el zapato que te encanta, te sientes más fuerte y para mi es una forma de que cada una se sienta más capaz para lograr sus objetivos. Yo lo estoy logrando de una u otra manera con este proyecto por eso, siento que es una forma de ayudarlas a conseguir este sueño que tienen y a ser parte de el; porque al usar el zapato yo también estoy siendo parte de su historia.
El año pasado viajé para reunirme con un par de proveedores y vi unos tacos que me gustaron mucho y me animó a tener una colección completa con tacos inusuales. Sabía que era diferente y complicado, y todos me decían que no se podía hacer porque mi idea era medio irreal. De pronto en esas conversaciones les dije “todo se puede hacer realidad. Hay que tratar de sacarlo de una u otra forma pero todo se puede”. Me dijeron “estás pensando como en fantasía, en magia”, y les respondí que esta colección puede ser eso: hacer realidad las cosas que pensábamos irreales. Quizás las clientas no lo ven bonito al principio y luego cambian de opinión, pero era algo que yo quería hacer porque cada uno de los modelos expresan algo de mí y del momento que estoy pasando. Esta es la colección que yo hubiera lanzado a finales de marzo.
Fue complicado porque somos un negocio pero para mí la gente que trabaja conmigo, el equipo que tenemos, es súper importante. Cuando comenzó la cuarentena, creo que a los dos meses como taller ya podíamos abrir pero yo decidí que no porque los chicos se tenían que quedar en su casas. Entonces, recién empezamos a abrir entre junio y julio. Les escribimos a las clientas diciéndoles que lo que estaba hecho estaba hecho, los pedidos iban a ser entregados con más días de retraso pero que lo importante era que todo el equipo este sano, y si nosotros estamos cuidados, cuando recibas tu zapato va a estar bien.
La clienta quiere ir pero creo que cuando converso con ellas entienden que voy a atender, pero no como antes. Yo pienso que las chicas lo valoran, y eso es súper importante porque más allá de comprar un zapato, valoran el hecho que cuidamos a nuestro personal y estamos siendo súper responsables con ellos. La que no lo entiende, porque de hecho hay un par de clientas que no lo entienden, yo digo que no estoy hablando con las personas que quiero hablar, porque es como yo lo veo y no me parece malo. Hay que hacer negocio, pero cuando haces eso sin importar cómo, cuando lo logres no te vas a sentir feliz contigo misma y no lo compartirás con quienes deberías hacerlo. Miloli Shoes es mi empresa pero cada uno de los que hace su trabajo hace que yo tenga esa empresa, tenga zapatos y tenga este cariño que las chicas tienen por la marca.
No pensé en tirar la toalla pero estaba súper frustrada. Debió haber un par de veces que lloré de la frustración porque a todos nos agarró de diferentes formas. En mi caso, una semana antes que entráramos en cuarentena, había inaugurado el segundo piso de mi showroom y al siguiente día el presidente dio la noticia. Pensé que duraría unas semanas pero cuando pasaron los meses dije estoy pagando el alquiler entero, he hecho una remodelación del segundo piso, ha sido un gasto importante y viene esto.
Desde mi punto de vista, la presión más fuerte fue cómo hacer para no bajarle el sueldo a nadie, para quedarnos todos y pasar esta época juntos. Para eso creo que también es importante el equipo y yo tengo la suerte de tener a mi hermana encargándose de todo el contenido de redes sociales. Ella me dijo que ya no hay que lamentarnos por lo que va a pasar y que nos toca replantear la estrategia para todos se queden con su trabajo y su mismo sueldo. Además, cuando le dije que a la única que se le recortará el sueldo sería a mí, me respondió “no a mí también porque soy tu hermana pero a los demás no porque tienen necesidades”. Y eso es lo que todos deberíamos darnos cuenta, tus necesidades como dueña o cara de la marca nunca van a ser igual que la gente que trabaja contigo. La verdad es que la hemos pasado mal pero todo tiene algo bueno y en este caso es el compromiso de los chicos, su agradecimiento y sus ganas de trabajar.
De todas formas yo sé, porque también tengo amigos que tienen marcas y empresas, que no es la forma de hacer negocios porque, finalmente es una empresa y hay que tomar decisiones difíciles. Muchos me dijeron que despida a gente, que debían entender por el contexto y cuando termine esto los vuelva a contratar. Yo entiendo esa parte pero no tengo la personalidad para eso. Yo creo que la puedes pasar mal pero luego se arregla, porque todo es un sube y baja. También creo mucho en el Karma, yo creo que todo se devuelve tarde o temprano.
Hubo un impacto importante este año y todavía no se está nivelando. Ha mejorado con respecto a junio, julio y agosto, que me parece fueron los peores meses para todos, pero todavía no es lo que era el año pasado o inicios de este año. Quizás en diciembre cambie porque es un mes de regalos, pero he conversado con clientas y amigas y me dicen que este año nadie va a regalar como en años anteriores porque a la mitad del país le han reducido el sueldo, a los que aún tienen trabajo. Yo creería que recién como marca nos vamos a recuperar el próximo año en el segundo trimestre, porque también lo veo como consumidora. No estamos consumiendo como en el año pasado porque tampoco sabemos cómo van a ser nuestros ingresos ni cómo levantara la economía. Además, como hemos visto que cualquier cosa puede pasar, estamos siendo bien cautelosos.
Las cosas pueden ir muy mal pero tú sueño no se va a acabar. Si tú crees y estás convencida de tu sueño, no se va a acabar, lo que va a pasar es que se va a transformar. Por ejemplo, este año íbamos a empezar a vender a tal país y hacer otras cosas; esa parte del sueño no se ha acabado y menos en general de la marca, simplemente no es este año pero el próximo o a largo plazo se podrá dar.
Además, no está mal modificar o actualizar las cosas. Creo que la mayoría quiere controlar todo de alguna forma y no podemos, ya sea por este virus o por cualquier otra cosa más que pase pero no podemos controlar todo. Lo que tenemos que hacer es saber cómo podemos adaptarnos a la situación y yo creo que este año hemos aprendido a adaptarnos, a soltar, a tener nuevos sueños o a modificarlos. Pero sobretodo, hemos aprendido a valorar más a la gente con la que estamos, tanto en el trabajo como en la familia para agradecerles y decirles que los quieres.