Es un hecho: nuestro cabello nunca está más bonito que cuando salimos de la peluquería. Y es muy probable que luego de hacerte un tratamiento de salón te hayan recomendado el famoso champú sin sal.
Pero, además de la ausencia de este ingrediente, ¿cuál es la diferencia con un champú regular? Aquí te lo contamos.
Para empezar, los champús están hechos de agentes de limpieza y acondicionamiento, además de algunos ingredientes activos para tratar diversas afecciones del cuero cabelludo, así como aditivos para hacer que el producto sea más atractivo visualmente o para aumentar su vida útil.
Uno de estos aditivos es el cloruro de sodio, el nombre químico de la sal, que se utiliza para aumentar la viscosidad, dando al champú una textura cremosa y más fácil de esparcir por el cabello.
Y claro, los fabricantes aman usar este ingrediente porque es un agente espesante muy eficaz y sumamente barato.
Se considera relativamente seguro en productos de cuidado personal, aunque algunos estudios en animales muestran que es un irritante para la piel en dosis medias.
La sal puede fomentar la sequedad al absorber la humedad de tu cabello. Así como el consumo de alimentos ricos en sodio aumenta tu sed, la sal puede dejar tu melena seca.
Entonces, para las personas con cabello seco y naturalmente rizado, es aconsejable usar productos para el cabello sin sal.
Las personas con cabello graso y normal pueden sentirse más cómodas con los productos que contienen sal.
Sin embargo, la cantidad de sal en una fórmula de champú no tendrá un efecto tan significativo en tu cabello ya que el champú se aplica por un corto tiempo.
Si has invertido en un tratamiento de Keratina, es mejor evitar el uso de champús fuertes que pueden eliminar el tratamiento de tu cabello con mayor rapidez, por lo que la sal es uno de los ingredientes que debes evitar.