El personal de limpieza, los agentes de seguridad ciudadana, los efectivos de la Policía Nacional y los miembros de las Fuerzas Armadas no son los únicos héroes en medio de la emergencia sanitaria en el Perú por la propagación del COVID-19.
Hay un grupo de valerosas personas que, desde que se hizo efectiva la restricción para transitar en las calles, ha ejercido una gran labor en un lugar particular, que es de especial interés para la ciudadanía: el Parque de las Leyendas, uno de los centros de entretenimiento más concurridos de Lima y que alberga más de 1,200 animales.
Son alrededor de 25 cuidadores los que, cada día, acuden a atender y dar alimento a los animales, a quienes consideran parte de su familia. Uno de ellos es Francisco Tito, de 56 años, de un vigor y salud encomiables, quien vela por la seguridad de Domingo, la jirafa macho que mide casi 6 metros de alto y pesa 1,600 kilos.
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“Domi es como mi hijo. Le doy su alimento fresco y agua desde que llegó aquí a la edad de 2 años, en el 2013”, asegura Francisco, quien todos los días sale de su casa en Villa El Salvador, a las 5 a.m., para atender no solo a la jirafa, sino también a los búfalos de agua, la avestruz, los emús y las cebras de Grevy.
Al otro lado del Parque de las Leyendas, en la zona Costa, los pingüinos de Humboldt revolotean en el agua, bien alimentada y cuidada, sin ninguna preocupación ni estrés. Ellos viven la cuarentena a placer, gracias a la atención diaria de Paola Vela.
Paola, de 27 años y de nacionalidad colombiana, es la única que puede identificar a cada pingüino y quien podría decirnos fácilmente cuál es el ejemplar que come más pejerreyes y anchovetas, pescados que les ofrece para completar su nutritiva dieta.
“Me encantan los animales, en especial los pingüinos, porque son sociables y les gusta estar en compañía. A pesar de la situación tan difícil que estamos viviendo en el mundo, ellos están tranquilos y yo me siento bien por eso”, asegura, quien llega al Parque de las Leyendas desde el distrito de Lince.
En otro punto de la ciudad, en El Agustino, Alejandro Aliaga amanece con una sola idea en la cabeza: ¿nacerá hoy la engreída? No se refiere a una hija, nieta o sobrina; se refiere al próximo alumbramiento de una de las vicuñas que cuida en la zona Sierra, específicamente en el área denominada Pampas Galeras.
En los 20 años que tiene acudiendo al parque y atendiendo a estos camélidos oriundos del Altiplano, ha visto pocos nacimientos. De hecho, desde 1996 no se daba un acontecimiento de este tipo en el Parque de las Leyendas. Ya en la cuarentena nació una cría y Alejandro espera la segunda. ¿Será hoy el día?, se pregunta al llegar a su centro de labores.
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“A estas vicuñas las quiero mucho, las atiendo siempre para que estén bien de salud. Les realizamos diversos enriquecimientos para estimular sus sentidos como si estuvieran en su hábitat natural”, indica Alejandro.
Solo acuden a laborar aquellos que no forman parte del grupo etario especialmente vulnerable ante la enfermedad COVID-19, es decir, los menores de 60 años. A ellos se les proporcionan mascarillas y guantes, y pasan por estrictos controles de sanidad antes de ingresar a los recintos de animales.
El Parque de las Leyendas, organismo público descentralizado de la Municipalidad de Lima, ha dispuesto que los cuidadores de animales tengan un horario de ingreso flexible, debido a la emergencia nacional. En tanto, los no cumplen funciones similares o aprobadas por el Gobierno, deben cumplir el aislamiento social. ¡Quédate en casa!