¿Te imaginas estar trabajando y se te aparezca tu ángel de la guarda? Eso mismo le pasó a Christina Summitt, una camarera que contó a través de Facebook como una pareja decidió costear los gastos de su perro en rehabilitación.
La dueña de un Labrador llamado Tucker se encontraba laborando en un bar hasta que le tocó atender a unos novios, que le preguntaron por el tatuaje que llevaba en su muñeca.
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Christina se mostró sorprendida y feliz porque nadie le había preguntado por su mascota e inmediatamente les comenzó a contar que su ‘amigo fiel’ había sido operado para salvarlo luego de tragarse una pelota de tenis.
"Sé que lloré hablando de él. Estaba devastada. En este punto, estaba tan emocionalmente exhausta que me derrumbé", contó.
La madre de Tucker también fue consultada por el precio de la cirugía y de la rehabilitación, por lo que la pareja quedó atónita al enterarse que los gastos bordeaban los 3 mil dólares.
A pesar que Christina tenía que atender a los clientes, siguió revisando a la pareja durante el resto de la noche. Cuando pidieron la factura, Christina les presentó un cheque por 80 dólares y se llevó con la sorpresa que habían dejado una propina de mil dólares.
"Regresé y dije 'Señor, no puedo aceptar esto, ¿para qué sirve esto? ¿Por qué haría esto?", dijo Christina en Facebook. El hombre le pidió que se quedara con el dinero y lo pusiera en la cuenta del veterinario de Tucker.
“Me quedé allí en estado de shock. Caminé y abracé a esta pareja. Dijeron: 'Rezaremos por Tucker'", explicó la madre del labrador.