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03 Dic 2020 | 8:57 h

Margarita Martínez, la bibliotecóloga que lee libros por teléfono a personas adultas mayores

Bibliotecóloga de la Gran Bibioteca Pública de Lima siente gran satisfacción de leer libros a adultos mayores que no tienen internet.

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    Su afán por acercar los libros a las personas tiene más de treinta años. Desde la Gran Biblioteca Pública de Lima, Margarita Isabel Martínez Ordinola cristaliza proyectos inspirada por esa vocación. Este año, en plena pandemia, participó en la creación de un servicio original de lectura: Aló, BNP, gracias al cual se leen libros a personas adultas mayores mediante una llamada telefónica.

    Margarita quiso ser periodista, pero tal vez su misión en este mundo era ser mediadora entre los libros y las personas. Aquella mañana en la que su hermano mayor la llevó a la Universidad Agraria para que visitara la biblioteca y conociera de forma directa lo que era ser una bibliotecóloga,  se dio cuenta de que su destino era compartir con la gente las publicaciones que se guardaban en ese cofre del saber y orientarla en su elección de lectura. No se equivocó.

    En estos momentos de su vida trabaja en la Gran Biblioteca Pública de Lima (antes Biblioteca Nacional) y labora activamente con un equipo de profesionales que saca adelante el servicio Aló, BNP. Una prestación que favorece a personas adultas mayores, amantes de la lectura que a causa de la pandemia no pueden acudir a la sala de lectura de una biblioteca pública.

    “Leemos por teléfono a usuarios que ante el covid-19 se sienten vulnerables y tienen mucho miedo de contraer la enfermedad. Eligen sus lecturas, o nosotros lo hacemos por ellos. Cuentos clásicos o textos de autoayuda son los que prefieren porque es su manera de desconectarse de la realidad”, cuenta.

    De las diversas actividades que desarrolló en las últimas tres décadas, muchas relacionadas con la atención directa, en sala grande con estantería abierta, ninguna le ha causado tanta satisfacción como Aló, BNP. Margarita tiene a su cargo 10 usuarios con los que se comunica una vez a la semana, o dos, en algunos casos, durante una hora. En los primeros 30 minutos les lee el libro, y en los 30 restantes comentan la lectura. Pero la mayoría de veces se extiende el tiempo porque las personas comparten su vida, sus días, sus penitas, con ella, dice.

    “Los martes y jueves, por ejemplo, me comunico con un señor que tiene 80 años; es cultísimo, le gustan la ciencia y la historia, es un gran conversador. Me pide que lea tal libro, y luego opina. Con él, por ejemplo, siento que me he encariñado, me preocupa su salud, y lo oriento. Gracias a él, me he enterado de que tengo una voz dulce [ríe] que lo motiva a escuchar con atención lo que le leo”.

    Un lugar seguro

    El servicio Aló, BNP es la evidencia más palpable del interés que siempre ha tenido la institución para acercar las fuentes del saber a quienes, por alguna razón económica, material o de salud no pueden alcanzarlas, sostiene esta bibliotecóloga formada en San Marcos.

    Antes, ofreció servicio al ciudadano común cuando en la Biblioteca Nacional no había catálogo, cuando escolares o universitarios llegaban a las salas de lecturas para estudiar porque en sus casas no había espacio para hacerlo ni luz ni armonía familiar. Para ellos crearon salas de estudio que usan, inclusive hoy, los que se preparan para ingresar a una universidad, de 8:00 a. m. a 8:00 p. m.

    “Existen personas interesadas en la lectura que llegan caminando. Hasta niñas y niños, hijos de los comerciantes de la zona, buscan libros para entretenerse. La Gran Biblioteca Pública de Lima se ha convertido en un espacio de encuentro seguro; con Aló, BNP hemos creado una biblioteca humana porque hemos logrado compartir, bibliotecólogos y usuarios, no solo lecturas, sino también momentos de esperanza. El Aló, BNP es un servicio innovador, motivador y recreativo en el que deposito lo mejor de mi capacidad”.

    Fuente: ANDINA