El número 13 hay sido considerado desafortunado en ciertas culturas, ello porque representaría a la mala suerte. Si bien el viernes 13 es un fenómeno raro, en el calendario gregoriano este el número 13 tiene altas probabilidades de caer un viernes antes que cualquier día de la semana.
No solo se trataría de un día, también existe la superstición en Grecia y los países de habla hispana que el día de la mala suerte es el martes 14. Incluso en Italia, el día representativo es el viernes 17. Este inexplicable miedo se le conoce como parascevedecatriafobia, una forma especializada de triscaidecafobia, miedo al número 13.
Es difícil precisar cuál es el origen del tan temido día, ello por cómo han ido evolucionando las supersticiones a lo largo del tiempo. Sin embargo, se sabe que muchas culturas han acogido al número 13 y el viernes como un día desafortunado.
Según la tradición bíblica, el inicio de la mala suerte en esta fecha remonta al día en que Adán y Eva comieron el fruto prohibido del árbol del conocimiento, luego se replica en el día que Caín asesinó a su hermano Abel, pasando al día en que se derribó el templo de Salomón y el día en que el arca de Noé zarpó en el Gran Diluvio.
Por otro lado, la mitología nórdica lo explica de diferente manera. En el libro "Orígenes extraordinarios de cosas cotidianas", Charles Panati explica que el miedo al viernes 13 se origina cuando Loki, el dios de la mentira, se coló en un banquete en Valhalla, lo que elevó el número de dioses presentes a 13.
Gracias a Loki, el dios ciego Hodr le disparó a su hermano Balder, el dios de la luz, la alegría y la bondad, con una flecha con punta de muérdago, matándolo instantáneamente.
La superstición se expandió hacia el sur por toda Europa hasta establecerse a lo largo del Mediterráneo. Es ahí donde fue acogido por la era cristiana y representado en la historia de la Última Cena, a la que asistieron Jesucristo y sus discípulos el Jueves Santo. Se cuenta que el invitado número 13 era Judas Iscariote, el discípulo que traicionó a Jesús. Sin embargo, Steve Roud explica en "The Penguin Guide to the Superstitions of Britain and Ireland" que recién en el siglo XIX el viernes 13 se convirtió en sinónimo de mala suerte.
Una de las novelas que capturó la imaginación fue "Friday, the Thirteenth", escrita por Thomas W. Lawson. El libro contaba la historia de un corredor sin escrúpulos que se aprovechaba de las supersticiones para colapsar el mercado de valores. Otra novela muy conocida es "El Código Da Vinci", escrita por Dan Brown en el 2003.
Una de las películas inolvidables que inmortalizó el temor al viernes 13 es "Friday the 13th", su estreno en 1980 aseguró la notoriedad del tan temido día de la mala suerte.
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Tanto los viernes como el número 13 fueron considerados por mucho tiempo como presagio de buena fortuna en la época pagana. Además, era asociado con lo divino femenino. El temido día de la semana se conoce en inglés como “Friday”, el cual deriva del inglés antiguo “día de Frigg”.
Frigg estaba relacionada con el amor, el matrimonio y la maternidad, ella brindó protección a los hogares y familias. También se le conoce por tejer el destino como lo hizo con las nubes y poseer el arte de la profecía. Ella era muy conocida entre las mujeres por otorgar o eliminar la fertilidad.
Es importante mencionar que Freyja, la diosa del amor, la fertilidad y la guerra, era muy relacionada con Frigg por las cualidades similares en torno a la profecía. Freyja podía predecir el futuro y determinar quién moriría en las batallas. Ambas diosas fueron adoradas por toda Europa, mientras que los nórdicos consideraban el viernes como un día de suerte para el matrimonio.
Por su lado, el número 13 era considerado como un vínculo con el número de ciclos lunares y menstruales que ocurren en un año del calendario. Ello se relaciona a la fertilidad, la cual era muy apreciada en las épocas paganas y representada en las obras de arte que solían establecer ciertas conexiones con la menstruación y las fases de la luna.
Las personas que adoraban el número 13 y el viernes relacionado al amor, sexo la fertilidad, la magia y el placer fueron considerados como impías tras la llegada del cristianismo en la Edad Media. La nueva fe patriarcal se enfrentó a las personas para que abandonaran su adoración hacia estas deidades, ante ello calificaron como brujas a las deidades y a las mujeres que las adoraban.
"Cuando las tribus nórdicas y germánicas se convirtieron al cristianismo, Frigg fue desterrada a la cima de una montaña y etiquetada como bruja", cuenta Panati. "Se creía que todos los viernes, la diosa rencorosa convocaba una reunión con otras once brujas, más el diablo --una reunión de trece-- y tramaba malos giros del destino para la próxima semana".