Cuando Brad Pitt y Angelina Jolie anunciaron su divorcio todos quedaron en shock, nadie sabía las razones que llevaban a la pareja más sólida de Hollywood a separarse. Las razones se supieron después, cuando el actor decidió abrir su corazón y dar una sincera entrevista a la revista GQ Style en mayo de 2017.
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Entre sus confesiones, Pitt reveló que padecía de alcoholismo, un problema que ya acarreaba mucho tiempo antes de que formara una familia con Jolie.
"Dejé todo excepto la bebida cuando formé mi familia, pero incluso el año pasado hubo cosas que no estaba tratando: estaba bebiendo demasiado. Tenemos una bodega y me gusta mucho, mucho, el vino. Bebía mucho, se convirtió en un problema”.
Sin embargo, también comentó que estaba en proceso de recuperación, se volvió abstemio y prefería beber jugo de arándanos porque ya no podía seguir viviendo de esa manera. “Estoy realmente feliz de que haya pasado medio año (sin beber) lo cual es agridulce, pero vuelvo a tener el control de mis acciones".
Ahora se sabe que Pitt ha cumplido con su promesa y continúa su rehabilitación refugiado en su casa ubicada en las montañas de Hollywood. Dos veces por semana recibe la visita de sus seis hijos, todos pasan el tiempo de visita dentro del hogar para evitar a los paparazzis y tener mayor seguridad.
“[Brad] vive una vida tranquila y pasa mucho tiempo en casa. Es su suntuario y solo estando allí encuentra paz. Tiene diferentes proyectos en marcha y siempre está construyendo cosas o cambiando el orden de todo”, reveló una fuente a Us Weekly.
“Va a ver al terapeuta cada semana y está centrado en aprender y mejorar su faceta como hombre y como padre”, agregó. Además, de manualidades también va a galerías de arte y conciertos donde pasa inadvertido.