Una afección silenciosa puede comprometer el funcionamiento de un órgano vital en el cuerpo. Descubre sus causas, señales de alerta y cómo prevenirla con hábitos saludables.
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Si hablamos de órganos esenciales para el cuerpo humano, el hígado se lleva un papel protagónico. Es el encargado de filtrar toxinas, metabolizar fármacos y regular múltiples procesos vitales, desde la digestión hasta la coagulación de la sangre. Sin embargo, a pesar de su importancia, pocas veces le prestamos la atención que merece.
Uno de los problemas más comunes que afectan al hígado es el hígado graso, una afección silenciosa que puede derivar en complicaciones graves. Se estima que más del 90% de las personas con obesidad lo padecen, pero también puede afectar a quienes tienen un peso saludable. El problema es que muchas veces no presenta síntomas evidentes hasta que el daño ya está avanzado.
El hígado graso ocurre cuando hay un exceso de grasa acumulada en las células hepáticas. Aunque en algunos casos está relacionado con el consumo de alcohol, muchas personas lo desarrollan sin haber bebido en exceso. Si no se controla, puede generar inflamación y, en algunos casos, evolucionar a cirrosis o cáncer hepático.
Aunque generalmente no da síntomas en sus primeras etapas, algunas señales pueden indicar que algo no anda bien con tu hígado:
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Si experimentas estos síntomas, lo mejor es acudir a un especialista para una evaluación médica.
Afortunadamente, hay formas efectivas de prevenir y reducir el impacto del hígado graso:
Tu hígado trabaja las 24 horas del día para mantener tu cuerpo en equilibrio, así que ¿por qué no retribuirle con hábitos saludables? Un pequeño cambio en tu estilo de vida puede marcar la diferencia en tu bienestar a largo plazo.
La información aquí presentada es de carácter divulgativo y no sustituye la consulta médica. Si tienes dudas sobre tu salud, acude a un profesional de la salud para una evaluación adecuada.