El príncipe Harry compartió que piensa educar a sus hijos con valores respetuosos hacia los animales, demostrando la misma sensibilidad que su madre Lady Di.
Únete al canal de Whatsapp de WapaLa monarquía británica siempre ha mostrado tener una serie de tradiciones arcaicas que han sido transmitidas de generación en generación. No obstante, el príncipe Harry, conocido por romper muchas normas de la familia real, ha decidido acabar una práctica que él considera “monstruosa” y que no desea enseñar a sus hijos.
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Así lo contó el propio hijo de la princesa Diana y el rey Carlos III en su biografía, de nombre Spare, publicada en Vanidades, donde cuenta algunos momentos importantes de su vida, y llamó la atención de los lectores una anécdota que recuerda como “repugnante” y “traumática”.
A lo largo de su vida en la Familia Real Británica, el príncipe Harry ha sido conocido por su carácter rebelde y su tendencia a desafiar las convenciones tradicionales. Recientemente, ha expresado su firme decisión de no perpetuar una costumbre en particular, ligada a una ceremonia en el Castillo de Balmoral durante las vacaciones familiares en Escocia.
Según relata el Duque de Sussex en sus memorias, a los 15 años participó en su primera cacería de ciervos en la finca escocesa. Después de acechar y abatir al animal, Harry fue sometido a la tradicional “sangría”. En esta ceremonia, se le pidió que se untara en el rostro con la sangre del ciervo, un ritual que se considera una especie de rito de paso en la familia real.
Harry describe cómo su guía, Sandy, le obligó a introducir la cabeza en el cuerpo del ciervo y dejó claro lo desagradable que fue el olor y la experiencia en sí, provocándole incluso náuseas. Como parte del ritual, le pidieron también que dejara secar la sangre del ciervo en su rostro, explicándole que simbolizaba ser “bueno con la naturaleza”.
Sin embargo, Harry ha dejado claro que no tiene intención de transmitir esta tradición a sus hijos, Archie y Lilibet, a quienes ha decidido “salvar” de una experiencia que, en sus palabras, considera innecesaria y perturbadora. Esta postura reafirma su deseo de marcar una distancia con ciertas prácticas de su pasado y de la familia real.