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25 Ago 2022 | 12:40 h

Fue figura en el Manchester United, pero se dedicó al alcohol y terminó como sacerdote

Philip Mulryne debutó en el histórico club inglés, pero la mala vida lo llevó al fracaso. La religión fue su salvación.

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    Philip Mulryne fue retirado de la selección de Irlanda por ir a un bar en plena concentración.

    Philip Mulryne nació el 1 de enero de 1978 en la ciudad británica de Belfast, en Irlanda del Norte. Su infancia fue complicada, debido a la guerra civil en su país.

    Por esa razón, vio en el fútbol la gran oportunidad de su vida. El deportista se probó en el Manchester United y sí cumplió las expectativas.

    Mulryne tuvo el primer contacto con los ‘diablos rojos’ a sus 13 años de edad, pero sus padres le impidieron acudir al club inglés.

    Sin embargo, al año después, Manchester United mandó una propuesta interesante y la familia del irlandés terminó aceptando.

    El entonces entrenador del primer equipo, sir Alex Ferguson, se sorprendió cuando vio a Philip Mulryne. Con solo 17 años, el futbolista convenció al histórico estratega.

    En el 2019 subió al primer equipo, a pesar de medir 1.72 metros. En el plantel profesional compartió vestuarios con Peter Schmeichel, Gary Neville, Jaap Stam, Paul Scholes, Roy Keane y David Beckham.

    Philip Mulryne destacó como titular en la última fecha de la Liga Premier ante el Barnsley. Lamentablemente, no se ganó un lugar y se fue al Norwich City.

    En el 2005 fue convocado a la selección de Irlanda, pero fue expulsado porque se fue a un bar en plena concentración. Luego, su carrera se fue en descenso: jugó en el Carrow Road, Cardiff, Leyton Orient, St Mirren de Escocia y Kings Lynn FC.

    No aguantó el fracaso y regresó a su ciudad natal para vivir con su familia. Philip Mulryne tuvo problemas con el alcohol, pero recibió el respaldo de su hermana, quien se encargaba de ayudar a indigentes.

    "En el futbol evidentemente me equivoqué, tomé algunas malas decisiones fuera del terreno de juego. Siempre lo he dicho, cuando otros colegas tuyos (periodistas) me han preguntado y ahora lo repito porque es muy importante: cuando somos infelices, buscamos la felicidad en cosas que al final nos hacen sentir peor”, señaló.

    Agregó: "El tiempo que estuve ayudando a alcohólicos y en un centro para personas sin hogar, cambió mi vida. Reconocí en estos hombres rotos a personas que tenían una dignidad tremenda. Me mostraron el egoísmo que existía en mí como futbolista y me llevaron a darme cuenta de que cuanto más nos entregamos a los demás, somos verdaderamente más humanos, y recibimos más cuando damos nuestro tiempo en la ayuda a los demás. Ver a Jesús en estos hombres, eso es lo que me enseñaron y lo que me cambió".

    Por ello, en el 2012, se enroló a la orden de los dominicos en el monasterio de San Salvador en Dublín. En el 2017 se recibió como sacerdote por el arzobispo de Orgeon City, en Estados Unidos.

    "Mi vida como dominico es similar a la que tuve de futbolista, solo perseguimos fines diferentes. En el futbol buscaba títulos, trofeos, mientras que hoy como dominico busco a Dios. De hecho, él es un ente superior que de alguna manera hace las funciones de un entrenador para buscar los mejores resultados, pero no solo para un equipo, sino para nuestra vida y la de los demás. Si el mundo acudiera más a ese 'entrenador' que nos cuida y nos aconseja, nuestro mundo sería muy diferente, más justo, más feliz”, concluyó.