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18 Jun 2022 | 20:25 h

Las gestó, las amamantó y un día pudo decirles la verdad: “No soy mamá, soy papá”

“Nunca me había sentido mujer, mucho menos madre”, dijo Benjamín, un hombre trans que hace 10 años se alejó del rol de mamá para ejercer la paternidad trans.

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    Las gestó, las amamantó y un día pudo decirles la verdad: “No soy mamá, soy papá” | Foto: Infobae

    Hace 10 años que Benjamín, en ese entonces todavía madre de Macarena y Agostina a quienes había gestado, dado a luz y amamantado, decidió contarle a sus hijas de 10 y 5 años (respectivamente), la verdad.

    "No soy mamá, soy papá. Yo me percibí siempre varón, incluso antes de que ustedes existieran. Ahora puedo ponerlo en palabras", recordó en una entrevista para Infobae.

    El hombre trans había sufrido muchas dificultades a lo largo de su vida y por primera vez alcanzó una gran tranquilidad tras la plática con sus retoñas.

    Sobrevivir, siempre pienso en eso: en la calle no se vive, se sobrevive”, cuentó a días de celebrar el Día del Padre. “En ese momento no tenía vínculo con mi familia y había tenido que abandonar el colegio, no porque lo hubiera decidido sino porque estaba en la calle, no podía pensar en el estudio cuando tenía que pensar en comer y en encontrar un lugar seguro y más o menos limpio para dormir”.

    En ese contexto fue que Benjamín se enteró que de su gestación.

    “Fue bastante complicado afrontarlo”, suspira. No sólo por su condición vulnerable en el que estaba a los 14 años sino porque “en el momento en el que me enteré asumí que iba a tener que dejar de lado para siempre la posibilidad de contar quién era yo realmente”.

    Cuando nació Macarena le faltaba 1 mes para cumplir 15 años. “No no la pude acompañar en los primeros años de su crianza, o lo pude hacer desde un lugar muy lejano, no desde el que yo hubiera querido o el que ella necesitaba. Era difícil porque por el hecho de haber tenido un embarazo y haber parido a una hija el rol que la sociedad me encajaba era el de madre, pero yo nunca me percibí mujer, menos madre”, explicó a Infobae.

    Soportó ataques homófobos. Le decían “la rara”, “la chonga” e incluso, sus vecinos en la ciudad de Río Negro donde vivía su familia, le tiraba piedras cuando la veían cerca.

    En el colegio de su hija, madres y padres “que no sabían si era la mamá y saludarme con un beso o si era el papá y saludarme con la mano. Ahora me lo puedo tomar de otra manera pero en ese momento fue difícil”.

    Macarena creció con sus abuelos hasta los 8 años. Cuando Benjamín ya tenía 20, encontró mayor claridad y se mudó a Cipolletti tras alcanzar su estabilidad económica.

    “Fue ahí que conocí a un chico, empezamos a estar y al poco tiempo nos enteramos del embarazo. Fue mi decisión seguir adelante, ahora sí podía, sí quería, le podía dar de comer, comprarle ropita, pañales, y tenía al lado a una persona que se hizo cargo, que me dijo que iba a acompañar mi decisión, que estuvo presente y sigue siendo un padre presente hasta el día de hoy”.

    Agostina nació y juntos empezaron a criala. Con el tiempo, su primera hija pudi unirse al nido familiar ya que ahora sí podía hacerlo.

    En la televisión había iniciado la edición número 11 de Gran Hermano y fue la primera vez que Benjamín pudo ver a alguien con quien sentirse identificado. Alejandro Iglesias, un joven que contó en cámara "soy un varón trans", colocándole un nombre a lo que le sucedía.

    “Yo también”, pensó Benjamín: “Es eso, eso es lo que soy”.

    “Decidí que quería decírselo a mis hijas antes que a cualquier otra persona, yo quería contarles esto que me había pasado toda la vida”, narra. Pero ¿cómo?

    “Mi mayor miedo era cómo decirles ‘no soy mamá, soy papá’. Era más la carga de ‘soy la madre’, ¿cómo les voy a decir que soy un varón? que otra cosa”. Hasta que comenzó a reflexionar: “¿Pero quién dice que soy madre? La sociedad, porque si bien pasé por los procesos de gestar y amamantar yo nunca me autopercibí madre. Entonces dije: ‘Me tengo que sacar esto de encima, porque no me corresponde”.

    Lo cierto es que, sus hijas reaccionaron totalmente diferente a todo lo que él siempre había imaginado.

    “A la más grande le costó menos, fue automático”, contó para el medio de comunicación, refiriéndose a Macarena que ahora tiene 21 años, estudia para docente y vive con su pareja.

    La menor, que en aquel entonces tenía 5 años, tuvo un proceso más pausado. “¿Sabés qué me preguntó cuando le conté? Por qué no se lo había contado antes. Ella ya tenía tenía tías lesbianas, tíos gays, había sido cargada en brazos por gente del colectivo desde su nacimiento. Fue un proceso más paulatino porque ella ya tenía un papá”, dice en referencia al otro papá, "el papá cis" (lo opuesto de trans).

    “Yo nunca le exigí a mis hijas que me trataran con pronombres masculinos o que me dijeran papá, simplemente dejé que eso pasara. Cada una buscó sus propias estrategias”, narra Benjamín sonriendo al recordar cómo sucediendo. “La más chiquita pasó de decir ‘mi mamá’, a decirme ‘ma’, a decirme ‘pa’, a llamarme ‘papá’. Hoy por hoy es papá para todo”.

    Foto: Infobae

    Además, reveló que la sensación de que sus hijas lo traten en masculino fue inexplicable. "No te puedo explicar… como que se me inflaba el alma. No el cuerpo, no el pecho: el alma".

    No existe un solo camino para contarle esto a los hijos, explica. “Cada uno lo hace como puede, siempre desde el amor. Sé que no es fácil pero también sé que lo que mis hijas vieron en mí desde que pude contarles es una persona cada vez más feliz, más liviana", concluye.

    Foto: Infobae

    “Una persona con ganas de salir adelante, que les enseña a ser honestas con los que sienten, alguien con ganas de ir por aquello que faltó, porque desde que pude decir lo que sentía pude volver al colegio, terminar la secundaria, empezar el profesorado para ser docente, trabajar de lo que me gusta, luchar, paternar”.