Frances Allen fue una mujer que allanó el camino para las aplicaciones eficientes y ultrarrápidas de hoy, es quien “ayudó al hardware a comprender al software”. Su éxito aún es reconocido en el día a día porque cada que usamos un ordenador nos encontramos con los descubrimientos y logros de la primera mujer que recibió el premio Turing, considerado también como el premio Nobel de computación.
Si bien pasaron 40 años antes de que recibiera el premio honorífico, logró obtenerlo y ser reconocida por su exitoso trabajo que se refleja en “casi todos los sistemas de software que cualquier persona usa: cada aplicación, cada sitio web, cada videojuego o sistema de comunicación, cada computadora del gobierno o de un banco, cada computadora dentro de un automóvil o de un avión”. Así lo explica el creador del lenguaje de programación Rust, Graydon Hoare, en el artículo de Metz.
La profesora asociada del departamento de Ciencia y Tecnología de la Sociedad en la Universidad Politécnica de Virginia (EE.UU.) y autora de Recoding Gender: Women’s Changing Participation in Computing (“Recodificar el género: la participación cambiante de las mujeres en la informática”), Janet Abbate, explicó para BBC que “Fran Allen es una de las personas a la que puedes agradecer esa experiencia sin esfuerzo”.
Su sobrino-nieto, Ryan McKee, comentó que sus primeros recuerdos los creó en una granja sin electricidad ni agua corriente. Su fecha de nacimiento es el 4 de agosto de 1932 en el estado de New York, en donde iba a una escuela pequeña de Oslo un salón.
“Ni siquiera sé si había electricidad”, comenta su sobrino sobre la situación de la escuela.
A pesar de las dificultades en sus estudios, la aún joven talento se pagó su educación al sentir que llegaría a lograr grandes cosas. “Sintió que podía lograr cosas increíbles a través del regalo de la educación que realmente se dio a sí misma”, señaló su sobrino frente al logro de la destacada investigadora. Asimismo, hizo una maestría en matemáticas en la Universidad de Michigan, donde tomó unos cursos de computación.
La ganadora del Premio Turing fue reconocida por sus contribuciones fundamentales en la teoría y la práctica de la optimización de programas. Además, fue galardonada por “la paralelización automática de programas, que permite a los programas utilizar varios procesadores simultáneamente para obtener resultados más rápidos”.
Ella inició las investigaciones junto a su compañero John Cocke, con quien publicó varios estudios que ayudaron a impulsar la evolución de la programación de las computadoras. El periodista Cade Metz explicó que “hasta el día de hoy, las personas relativamente novatas pueden crear fácilmente aplicaciones de software rápidas y eficientes para un mundo de computadoras, teléfonos inteligentes y otros dispositivos”.
Durante su carrera en IBM, la científica explicó que la compañía había estado muy activa contratando a las mujeres. Sus capacidades le permitieron conseguir el puesto deseado, ello porque buscaba trabajar por un año para pagar sus deudas estudiantiles y poner dedicarse a enseñar; no obstante, al final permaneció 45 años en la empresa informática.
Es ahí donde se convirtió en la primera mujer que obtuvo el IBM Fellow, el más alto honor otorgado a los principales ingenieros, científicos y programadores de la empresa.
“IBM no solo era un importante fabricante de computadoras. Fue y sigue siendo un centro importante para la investigación en ciencias de la computación, desde las primeras innovaciones como FORTRAN, hasta la supercomputadora que juega ajedrez -Deep Blue-, y la computación cuántica”, comentó la profesora Janet Abbate. Asimismo, enfatizó que solo una “pequeña fracción de estos científicos” recibe el mayor título por logros sostenidos y extraordinarios.
Parte de sus avances fue durante una época dorada de la informática en los años, donde, según Abbate, hubo un florecimiento de los lenguajes informáticos.
“Los compiladores hacen la programación como la conocemos hoy y en la década de 1950 y principios de la de 1960, la gente se dio cuenta por primera vez de que podían transformar la informática, se crearon todo tipo de lenguajes experimentales y se ganó el apoyo de los escépticos que decían que nunca funcionaría”, menciona la profesora Abbate.
Cabe resaltar que, durante la década de los 70, la receptividad hacia las mujeres en el campo de la informática empezó a mermar. Es ahí donde aparece el “techo de cristal” para todas las que deseaban triunfar en la industria. La académica señala que las mujeres brillantes como Allen “se encontraban ahora en la mitad de sus carreras, cuando debían haber avanzado a posiciones de autoridad, pero muy pocas empresas querían tener mujeres en puestos de dirección, especialmente si iban a supervisar a hombres”.
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Frances Allen fue una pionera que inventó muchas cosas respecto a la optimización que se utiliza en el software en la actualidad, por ello, sus conocimientos son empleados en los teléfonos inteligentes que no pueden hacer su trabajo sin un software rápido; ello a pesar de contar con procesadores potentes.
Jannet Abbate explica que todo se crea bajo un proceso, es decir, “todas las aplicaciones de tu amado teléfono comenzaron como un programa: líneas de código escritas por un programador en un lenguaje de alto nivel como Java”. Es ahí donde se necesita que el programa compile y transforme en código a nivel de máquina. De este modo, las aplicaciones se ejecutarán de manera rápida, eficiente y correcta.
La científica falleció en el año 2020, sin embargo, sus enseñanzas aún persisten entre sus colegas y centro de trabajo. Todos sus aportes científicos y su especialización en FORTRAN llegaron más allá de su genio técnico.
“Recordamos a Fran por su amor por enseñar y su pasión por inspirar y servir de mentora de otros”, indicó Arvind Krishna, presidente y CEO de IBM.
Para la presidenta y CEO de IBM desde 2012 hasta 2020, Ginni Rometry, la investigadora fue su fuente de inspiración. “Fran siempre será una inspiración para mí y para muchos otros, en IBM y en todo el mundo. No solo por sus contribuciones al campo de la informática, sino también por su generosidad, tutoría y curiosidad sin fin”, comentó Rometry.
Frances Allen también fue considerada como una feminista en el mundo de la computación, ello porque impulsaba a las mujeres a incursionar en la ciencia y la tecnología. “Creaba espacios para que pudieran desarrollarse y tener éxito”, señaló Ryan McKee
Ryan McKee recuerda a la investigadora por su gran calidez, inteligencia y humildad. Además, comenta que ella tenía varias anécdotas como el día que le entregaron el certificado de IBM Fellow. En una entrevista con Abbate, Fran Allen le contó que ella tenía dos certificados idénticos del premio otorgado por el gigante informático, ello porque uno fue escrito como si la persona merecedora del honor fuese un hombre.
“Querían éste de vuelta. ¡No lo devolví!”, dijo, nuevamente entre risas Allen.
McKee cree que ella no devolvió el certificado porque necesitaba tener una prueba de que era necesario un cambio en la industria. Otra anécdota que se rescata de la entrevista con Abbate es cuando la exitosa investigadora fue la única mujer invitada a una conferencia de computación. Cuando se encontraba en la recepción del hotel, la persona a cargo le dijo sin verla que estaban teniendo problemas con las habitaciones y que debería compartirla; sin embargo, al darse cuenta que era mujer le dio un cuarto para ella sola.