En el Perú, el 5,2% de la población tiene alguna discapacidad, lo que significa que más de 1 millón de peruanos se encuentran dentro de este grupo.
Sin embargo, sólo 45 de cada 100 personas con discapacidad forman parte de la Población Económicamente Activa, según lo estimó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Esto solo refleja la dificultad que tienen las personas con discapacidad para insertarse dentro del mundo laboral, pese a las regulaciones establecidas en la Ley General de la Persona con Discapacidad, la misma que busca impulsar el acceso a puestos de trabajo dignos y con condiciones laborales adecuadas y seguras.
Por ello, Giancarlo Ameghino, Gerente de Gestión y Desarrollo Humano del Grupo Crosland, destaca por qué es importante considerar a personas con discapacidad dentro de la planilla de una empresa:
Esto porque la sociedad muchas veces tiene diferentes ideas sobre la discapacidad, pero en su mayoría la consideran como una tragedia personal o como la falta de capacidad para comportarse en sociedad del modo que se espera, por ello el integrarlos permitirá cambiar la perspectiva del equipo.
El compartir entre colaboradores más de 8 horas juntos permite construir lazos importantes entre ellos y “más aún” si alguno necesita de la comprensión y colaboración especial de sus compañeros para ejercer de manera exitosa sus funciones en el trabajo.
Los colaboradores tienen la posibilidad de compartir tareas con personas que tienen habilidades distintas, lo que se convierte en una experiencia enriquecedora a nivel humano.
El ver la responsabilidad, colaboración y perseverancia que muestran las personas con discapacidad en sus jornadas diarias, motiva al equipo a colaborar con ellos y respetar sus opiniones, ideas o actitudes dentro de un trabajo colaborativo.
Deben estar dispuestos a intentar siempre ponerse en su lugar para comprenderlos. Ha de considerar que no se les debe ayudar sin consultar o sin que ellos lo pidan porque podría denotar desconfianza y; sobre todo, dejarlos desarrollar sus actividades con total normalidad, evitando las frases o miradas compasivas.