Rodolfo Rogelio Rocha pidió antes de partir hacia el descanso eterno, mientras apenas podía moverse en su cama, estrechar la mano de su compañera de vida por 60 años antes de perder la batalla contra el coronavirus, suceso que generó mucha conmoción en la provincia de Mendoza, Argentina.
El nieto del paciente se encargó de registrar la triste escena desde una habitación ubicada en el pabellón COVID-19 mientras la señora, quien sufre de Alzheimer, brindaba caricias a su amado como un acto de amor puro y, recalcando, la popular frase "en las buenas y malas".
La unión entre Rodolfo y Ana María Pérez, de 76 años, hizo que formaran una familia de 28 integrantes entre hijos, nietos y bisnietos, quienes estuvieron presentes el día que el patriarca disfrutaba sus últimos minutos de vida junto a las personas que realmente valoraba.
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Pese a sus problemas, la señora fue llevada en silla de ruedas al centro hospitalario con ayuda de su hija y un nieto, encargado de grabar la despedida, provocando una reacción muy dolorosa cuando observó a su cómplice de aventuras conectado a un balón de oxígeno que indicaba un mal presagio por el daño que provoca el SARS-CoV-2 en los pulmones.
"Cuando el médico nos confirmó que la neumonía bilateral que tenía mi abuelo era irreversible, pedimos autorización para que pudiera despedirse de mi abuela", relató Gustavo Nardi, de 36 años, en diálogo con el Clarín.
En las imágenes se observa a Ana María intentando asomarse lo más que puede a la cama para brindar unas caricias a su esposo, para luego ambos se tomen las manos y emitan unos discretos llantos que fueron captados por el teléfono celular del nieto, provocando un ambiente muy melancólico y que afectaba a los presentes.
Según contó la familia, Rodolfo fue un jubilado de la Marina, escritor y experto en buceo, que llevaba cuidando a su mujer desde 2015 por sus problemas de Alzheimer: "Estudió mucho la enfermedad y cómo mejorar la calidad de vida de quienes ven deteriorado su sistema neurológico por esta enfermedad. Llegó a escribir un libro sobre el tema", brindó más detalles Gustavo.
El pasado julio, de acuerdo a los relatos, el adulto mayor contrajo la COVID-19 y tuvo que ser trasportado desde su casa hasta el hospital Universitario de la ciudad de Mendoza, donde le diagnosticaron afección pulmonar por SARS-CoV-2.
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Los días pasaron y la condición del afectado no mejoraba hasta que los médicos que atendían su caso pidieron a sus familiares estar preparados para cualquier desenlace, optando por llevar a Ana Maria junto a su esposo como, una forma de presagio, puedan despedirse. Y así sucedió, tras 40 minutos de muestras de afecto, don Rodolfo dejó de existir el pasado 3 de agosto.