"El murió a los 65 años por una cirrosis hepática así que no vengan a decir que ha muerto por otra cosa, porque es mentira. En ningún momento ha muerto por otra cosa", señaló Naomí Meneses, hija del partidario de Perú Libre. La joven descartó que su padre, Sacarías Meneses, haya muerto a causa de los enfrentamientos registrados en los exteriores del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) el último sábado.
El padre de familia estaba muy mal de salud debido a su enfermedad y no salía de su casa, ya que no podía caminar, indicó la hija del simpatizante de Perú Libre a ATV.
"El no fue atacado por nadie, él ya estaba enfermo, ya ni siquiera salía (de la casa). Sí, trabajó en el partido (de Pedro Castillo), no lo voy a negar, no pueden hablar mentiras", acotó.
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Cuando Sacarías Meneses perdió el conocimiento producto de las complicaciones de la enfermedad, Naomí lo llevó al Hospital Nacional Dos de Mayo. Don Sacarías falleció el último 28 de junio.
"No se ha hecho ninguna autopsia, mi papá no ha participado en ninguna protesta, ni nada, no nada, no ha ido (al JNE). Mi papá no podía caminar ya no tenía fuerzas", remarcó.
Según los médicos de Mayo Clinic, la cirrosis es una etapa tardía de la cicatrización (fibrosis) del hígado producto de muchas formas de enfermedades hepáticas, como la hepatitis y el alcoholismo crónico.
Cada vez que el hígado sufre una lesión, ya sea por enfermedad, consumo excesivo de alcohol u otra causa, intenta repararse a sí mismo. En el proceso, se forma un tejido de cicatrización. A medida que la cirrosis avanza, se forman cada vez más tejidos de cicatrización, y hacen que el hígado funcione con dificultad (cirrosis descompensada). La cirrosis avanzada es potencialmente mortal.
Por lo general, el daño al hígado causado por la cirrosis no puede revertirse. Pero si la cirrosis hepática se diagnostica de manera temprana y se trata la causa, se puede limitar el avance del daño y, raramente, revertirse.
Los expertos de American College of Gastroenterology aseguran que la cirrosis hepática se refiere a la cicatrización del hígado que da como resultado una función hepática anormal como consecuencia de una lesión hepática crónica (de largo plazo).
La cirrosis, por lo general, no da señales ni tiene síntomas hasta que las lesiones hepáticas se hacen grandes. Cuando sí hay signos y síntomas, estos pueden incluir:
-Fatiga
-Aparición de hemorragias o hematomas con facilidad
-Pérdida de apetito
-Náuseas
-Hinchazón de las piernas, los pies o los tobillos (edema)
-Pérdida de peso
-Picazón en la piel
-Decoloración amarilla en la piel y los ojos (ictericia)
-Acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)
-Vasos sanguíneos en forma de arañas en la piel
-Enrojecimiento en las palmas de las manos
-En las mujeres, ausencia o pérdida de periodos no relacionados con la menopausia
-En los hombres, pérdida del deseo sexual, agrandamiento de los senos (ginecomastia) o atrofia testicular
-Confusión, somnolencia y dificultad en el habla (encefalopatía hepática)
Una amplia variedad de enfermedades puede dañar el hígado y provocar la cirrosis.
Entre las causas se incluyen las siguientes:
-Abuso crónico de alcohol
-Hepatitis viral crónica (hepatitis B, C y D)
-Acumulación de grasas en el hígado (enfermedad de hígado graso de causa no alcohólica)
-Acumulación de hierro en el cuerpo (hemocromatosis)
-Fibrosis quística
-Cobre acumulado en el hígado (enfermedad de Wilson)
-Vías biliares mal formadas (atresia biliar)
-Déficit de alfa-1 antitripsina
-Trastornos hereditarios del metabolismo del azúcar (galactosemia o glucogenosis)
-Desorden digestivo genético (síndrome de Alagille)
-Enfermedad del hígado causada por el sistema inmunitario del cuerpo (hepatitis autoinmunitaria)
-Destrucción de las vías biliares (cirrosis biliar primaria)
-Endurecimiento y cicatrización de las vías biliares (colangitis esclerosante primaria
-Infección, como sífilis o brucelosis
-Medicamentos, incluidos el metotrexato o la isoniacida
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Consumir demasiado alcohol. El consumo excesivo de alcohol es un factor de riesgo de la cirrosis.
Tener sobrepeso. Ser obeso aumenta el riesgo de padecer enfermedades que pueden causar cirrosis, como esteatosis hepática no alcohólica y esteatohepatitis no alcohólica.
Padecer hepatitis viral. No todas las personas con hepatitis crónica desarrollarán cirrosis, pero es una de las causas principales de enfermedad hepática a nivel mundial.