Las personas usamos mascarillas todos los días para evitar el contagio de la COVID-19, pero el nivel de efectividad varía de acuerdo al material con el que están hechos y la forma en que se colocan para cubrir el rostro.
Según el estudio realizado por Manuel Chávez Ruiz, investigador del Instituto Nacional de Salud (INS) del Ministerio de Salud, el nivel de protección de una mascarilla se mide por su capacidad de filtrar partículas menores de 10 micrómetros, ya sea por su material y/o por el espacio que deja en los contornos.
En diálogo con la agencia Andina, el químico señala que la mascarilla quirúrgica tiene un nivel de protección de 30%, pues esta inicialmente no fue diseñado para una protección respiratoria. El filtro es muy eficiente, pero el problema radica en el espacio que deja en los lados, por donde el virus podría ingresar.
En el caso de la mascarilla de tela, el universo de muestras es muy variable, señala, por lo que no se ha determinado un porcentaje, pero se aconseja no usarla sola, más aún ahora que estamos en pleno pico de la segunda ola de la pandemia.
Lo que sí recomienda el especialista es usar una mascarilla de tela delgada encima de la mascarilla quirúrgica para garantizar un mejor ajuste al rostro y que aumente la protección frente a la COVID-19.
En tanto, los respiradores tipo N95 y KN95 ofrecen un nivel de protección del 75%, cuando están bien sujetos a las orejas de la persona. Ambos sí fueron diseñados para protección respiratoria.
Estos resultados fueron posible gracias a un equipo único a nivel nacional, desarrollado por el grupo investigador del INS, que permite evaluar la cantidad de partículas menores de 10 micrómetros que traspasan las mascarillas o respiradores.
"Estamos generando nuestra propia información. Esto nos permite una independencia tecnológica porque este equipo no había al inicio de la pandemia, pero recientemente lo estamos utilizando para generar esta información", explicó Chávez.
El investigador asevera que cualquier persona puede aumentar, con un sencillo mecanismo, el nivel de protección de las mascarillas o respiradores. El secreto está en la capacidad de ajuste del cubrebocas.
Si bien la mascarilla quirúrgica y el respirador KN95 tienen un buen filtro, su nivel de protección será más bajo mientras más sueltos estén.
Por ello, una liga, banda de goma o sujetador pueden hacer la diferencia. Esta debe ser colocada entre las dos tiras de la mascarilla o respirador, con lo cual el ajuste aumentará considerablemente y garantizará un mayor nivel de seguridad. Al momento de usarla, la parte de la liga o sujetador debe ser colocada detrás de la cabeza, de esta forma evitaremos heridas o alergias detrás de las orejas, además de incrementar considerablemente la protección.
Con este mecanismo, la mascarilla quirúrgica eleva de 30% a 66 % nivel de protección, y si se le adiciona un clip nasal, alcanza el 91 %. Igualmente, el respirador KN95, de un 75% de protección, puede conseguir hasta 97% de protección, siempre que se use un clip nasal.
Chávez Ruiz advirtió que no es recomendable usar dos mascarillas quirúrgicas juntas, ya que el ajuste no variará mucho, solo alcanzará un 41 % de nivel de protección; sin embargo, sí es conveniente colocar una mascarilla de tela delgada encima de una mascarilla quirúrgica o respirador KN95, a lo que además se le puede adicionar el sistema de ajuste con liga.
La mascarilla quirúrgica y el respirador KN95 pueden ser usadas solo durante un tiempo limitado, el cual varía según la actividad que realice el usuario, explica el químico investigador.
Por ejemplo, si la persona trabaja gran parte del día en un lugar de mucho riesgo y/o con aglomeración de gente la mascarilla o respirador debe cambiarse diariamente o como máximo 2 o 3 días.
En caso de solo salir por momentos a la calle, indicó que puede ser usada hasta tres veces. Además, recomendó que el uso sea alternado de vez en vez, de modo que cada mascarilla o respirador pueda reposar un día y secar bien para usarla en otra fecha.