El coronavirus continúa siendo una enfermedad en investigación donde cientos de expertos desconocen las secuelas que presentan las personas recuperadas; sin embargo, en distintos casos algunos pacientes han experimentado la parosmia, un problema que se presenta luego de varios meses de haber superado la infección.
Según un artículo de The New York Times, una trabajadora social de Tennessee, llamada Samantha LaLiberte, empezó a percibir olores desagradables en diferentes lugares que se encontraba hasta más de medio año de superar el SARS-CoV-2.
"Dejé de ir a lugares, incluso a casa de mi mamá o a cenar con amigos, porque todo, desde la comida hasta las velas, me olía muy mal. Mis relaciones están en problemas", contó la afectada, de 35 años.
Los médicos que atendieron su caso llegaron a la conclusión que se trataba de parosmia, un problema que tergiversa el olfato de manera grave donde ahora los olores agradables se transforman en hedores insoportables para cualquier ser humano.
Junto a la anosmia o la pérdida del olfato, esta enfermedad se convierte en síntomas muy comunes que están sufriendo las personas que se infectaron de COVID-19. De acuerdo al informe, el 47% de pacientes reconocieron haber presentado alteraciones del olfato y gusto.
"Eso significa que una rosa podría oler a heces", detalló Richard Doty, director del Centro del Olfato y Gusto en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos.
"Es un problema mucho más grande de lo que la gente cree. Es algo que afecta tu relación contigo mismo, con otros, tu vida social, tus relaciones íntimas", dijo Duika Burges Watson, encargada de la Red de Investigaciones sobre Alteraciones Alimentarias de la Universidad de Newcastle en Inglaterra.