Por: Marycielo Alva Falcón
El sol, la playa, los paseos y los viajes: la combinación perfecta para disfrutar de esta época del año, pero también para dañar las partes más delicadas de nuestra piel, como el rostro, sino la hidratamos correctamente ante la sobreexposición al sol, la sal del mar e, incluso, el viento.
Como sabemos, una piel deshidratada luce apagada y es propensa a la aparición temprana de líneas de expresión y manchas. Así que, si quieres lucir radiante y saludable, te conviene incorporar la hidratación en tu rutina de belleza, sobretodo en el verano. Toma nota.
Paso 1: Presta atención a los signos de deshidratación
•Descamación: es cuando una zona de la piel que se está “pelando”, aun si no te has expuesto al sol. En algunos casos viene acompañada de escozor o irritación.
•Tirantez: es cuando la piel pierde flexibilidad. La puedes reconocer si has sentido que tu piel está rígida, sobre todo luego de lavártela.
•Apariencia apagada: es cuando tu piel luce opaca, sin luminosidad.
Paso 2: Reconoce tu tipo de piel
• Seca: Se siente áspera y tirante. Tiende a agrietarse, es propensa a irritaciones, enrojecimiento y a un picor que genera incomodidad.
• Grasa: Tiene un aspecto brillante, con una textura irregular y poros dilatados. Es oleosa, gruesa y propensa a los temidos puntos negros (espinillas abiertas).
• Mixta: Comparte características de las dos anteriores. Las zonas secas son rugosas, tensas y a veces estriadas. La parte grasa suele ser la “zona T" (que comprende frente, nariz y barbilla).
• Sensible: Reacciona más que una piel normal, es decir, es hiperreactiva. Experimenta sensaciones de cosquilleo, quemazón, hormigueo y a veces pica. Las personas con este tipo de piel están sujetas a molestias diarias debido a la tirantez o sensación de ardor y picores.
Paso 3: Conoce los distintos tipos de hidratantes
• Humectantes: Su función es llevar el agua hacia las capas superiores de la piel. Si la humedad exterior es superior al 70%, los humectantes también pueden absorber vapor del ambiente para ayudar a humidificar la piel.
• Oclusivos: Crean una capa sobre la piel bloqueando la pérdida de agua de la piel y ayudan a restaurar la barrera lipídica de la piel.
• Emolientes: Suavizan, calman y mejoran el aspecto de la piel.
Paso 4: Aplica el hidratante adecuado para tu piel
• Para piel grasa: Se recomiendan cremas ligeras que contengan sustancias humectantes y no aporten más lípidos a la piel.
• Para piel seca: Cremas con oclusivos que ayuden a retener el agua en la dermis.
• Para piel mixta: Humectantes suaves y ligeros que ayuden al equilibrio de ambas “zonas”.
• Para piel sensible: Productos naturales y calmantes que eviten reacciones alérgicas, la irritación y el enrojecimiento.
La falta de agua afecta a todos los tipos de piel, ya sea seca, grasa o sensible. Se calcula que en los días más calurosos del verano podemos llegar a perder hasta 2 o 3 litros de agua. Ten en cuenta que ambientes muy fríos y secos (como el que generan los aires acondicionados) pueden deshidratar la piel. También algunos cosméticos que contienen químicos agresivos.