Padecer alguno de los heterogéneos tumores neuroendocrinos supone un cuidado especial en la alimentación ya que la mayoría tienen su origen en el área gastroenteropancreática.
Un manual de apoyo al enfermo le ofrece el camino para evitar la malnutrición y otras complicaciones.
Los tumores neuroendocrinos se originan en las células del mismo nombre que producen hormonas y se encuentran dispersas por todo el organismo.
Son relativamente poco frecuentes, pero su prevalencia es significativa al ser cánceres de lento crecimiento y de larga supervivencia.
Por eso es necesario conseguir calidad de vida. “Nutrición y tumores neuroendocrinos” es una guía gratuita para pacientes y familiares que no solo intenta evitar problemas, sino también ofrecer recomendaciones para mejorar el estado de salud.
Se trata de una iniciativa de la asociación de pacientes NET España que cuenta con la colaboración de diferentes entidades, entre otros, el Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos y Endocrinos (GETNE) o la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), además de la Fundación Más que Ideas.
“Cada día libramos una batalla para conseguir una mejor calidad de vida”, asegura Blanca Guarás, presidenta de este grupo, quien en la presentación del manual se quejó de la falta de atención integral del paciente en los centros hospitalarios donde la nutrición, en ocasiones, no se aborda como sería necesario.
“A veces, las consultas de oncología son breves y centradas en el tratamiento y dejamos apartadas las recomendaciones sobre estilo de vida”, reconoce la oncóloga Paula Jiménez-Fonseca, autora de varios libros sobre la alimentación en el paciente oncológico.
“Son tumores muy variados, con distintos pronóstico y que apenas presentan síntomas”, lo que les convierte en un reto para la Medicina, indica la doctora.
La malnutrición en un problema frecuente en estos pacientes ya que muchos tumores producen hormonas que afectan al tránsito intestinal, así como acidez o reflujo gastroesofágico, pérdida de apetito o diarrea.
Por otro lado, las cirugías o los fármacos que reciben también afectan a los pacientes sometidos a cambios metabólicos en función de los diferentes tipo de tumor y sufren desde pérdida de peso, a hipoglucemias, hiperglucemias, déficit de proteínas, vitaminas liposolubles y zinc; deshidratación y niveles bajos de potasio y magnesio.
Y a esas diferentes situaciones el manual “Nutrición y tumores neuroendocrinos” ofrece información y recomendaciones.
Así lo explica el doctor José Ángel Díaz del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico San Carlos quien, además, quiso precisar que en algunos centros hospitalarios públicos existen consultas de nutrición de acceso libre para que el paciente pueda orientar su alimentación.
“La malnutrición conlleva la depresión del sistema inmune y puede disminuir el efecto de los tratamientos”, explica Liliana Cabo, farmacéutica y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética (AEND).
La experta afirma: “El paciente oncológico está perdido, no sabe qué comer y tampoco come porque no tiene apetito”.
Por eso considera que esta manual proporciona una orientación en función de cada circunstancia, además de mostrar técnicas culinarias y recetas con un alto poder nutricional, además de atractivas que ayudan a que el enfermo se adhiera a las pautas dietéticas correctas.
El libro finaliza con el abordaje de las emociones en todo el proceso de tratamiento del cáncer. El impacto emocional del diagnóstico de un tumor neuroendocrino recae no solo en el enfermo, sino en toda la familia.
El apetito es una las alteraciones más frecuentes a causa de la preocupación y tristeza, no solo por la enfermedad: hacer más comidas al día pero más frugales, comer cuando se tenga apetito o tomar el tiempo que sea necesario, son algunos de los consejos.
Con información de Efe.