No solo no ceden, sino que aumentan. Las infecciones de transmisión sexual (ITS) registran un aumento preocupante desde el año 2000. Los expertos del blog “Salud y prevención”, en un nuevo post, alertan sobre esta situación y afirman que solo la detección y los tratamientos precoces frenarán esta escalada.
Las infecciones de transmisión sexual vienen registrando un preocupante y constante aumento desde el año 2000, cuando se invirtió la tendencia descendente mantenida al menos desde 1995.
Tanto es así que ya hay casos registrados de diversas ITS en menores de 15 años, mientras que el segmento de edad de 15-19 supera en varias de ellas a los mayores de 35 años. Son datos del informe Vigilancia Epidemiológica de Infecciones de Transmisión Sexual 1995-2015, último disponible y publicado en 2017 por la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad.
Otros datos que dibujan un panorama sombrío son los de los casos de sífilis, que han pasado de 700 a unos 4.000 en solo 15 años, lo que representa casi seis veces más; la infección gonocócica (gonorrea) se ha multiplicado por cinco en el mismo periodo (2000-2015) y ambas ITS tienen ahora registros notablemente peores que en 1995, cuando podría pensarse que había menos acceso a la información y educación sexual que veinte años después.
Otras infecciones de transmisión sexual como el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), el virus del papiloma humano (VPH), la clamidia o el herpes genital también presentan registros ascendentes, especialmente entre menores de 25 años, donde se concentra el 50 % de los casos de ITS.
“Las infecciones de transmisión sexual no tratadas tienen repercusiones muy importantes en la salud general de la persona afectada, pudiendo incluso comprometer la vida del paciente; en el caso de las mujeres, también afectan gravemente a su salud reproductiva, materna y neonatal, siendo la principal causa prevenible de infertilidad, además de multiplicar por 10 el riesgo de adquisición y transmisión del VIH”, explica la doctora Laura Moya, especialista en dermatología médico-quirúrgica y venereología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid.
Pero más allá de sus repercusiones individuales, “las ITS también son un grave problema de salud pública, ya que muchas de ellas pueden permanecer asintomáticas durante bastante tiempo, lo que no evita que la persona infectada la transmita a su vez a otras parejas”, advierte esta experta, responsable de la nueva Unidad de Infecciones de Transmisión Sexual que acaba de poner en marcha el citado hospital madrileño.
“La identificación precoz no sólo permite el tratamiento adecuado inmediato, sino iniciar el estudio de contactos, lo que comporta un beneficio tanto individual como de salud pública al cortar la cadena de transmisión y con ello prevenir nuevas infecciones”, abunda la doctora Moya, que sin embargo es consciente de la dificultad de muchos pacientes de sincerarse con su médico, dada la naturaleza íntima de estas enfermedades.
Por ello, subraya, “es importante que estos casos sean abordados por profesionales especializados en las ITS, primero por su conocimiento médico de la materia a nivel diagnóstico y terapéutico, pero también por su mayor capacidad para crear el clima de confianza necesario en la consulta”.
Cualquier persona sexualmente activa está expuesta a una ITS, aun cuando use preservativo en las relaciones con penetración vaginal, anal u oral. “Hay que saber que algunas ITS pueden contagiarse con el mero contacto piel con piel, piel con mucosa o mucosa con mucosa, y no en todos los casos el preservativo impide la infección”, precisa la especialista de Ruber Juan Bravo.
Por esta razón, “es fundamental que ante la mínima sospecha de contagio, o si se ha realizado alguna práctica de riesgo aunque no se observe ningún síntoma, la persona consulte con el especialista cuanto antes. Así saldrá de dudas y, en caso de diagnóstico positivo, podrá recibir el tratamiento adecuado, la curación será más rápida y efectiva y, muy importante, no contagiará a nuevas personas de manera inconsciente”.
Para evaluar la posibilidad de una infección, el especialista realizará la oportuna historia clínica del paciente y, en función de los resultados, determinará las pruebas diagnósticas que considere necesarias para confirmar o descartar el contagio.
Según explica la doctora Laura Moya, los principales factores de riesgo son:
-Tener menos de 25 años.
- Mantener contacto sexual con una persona con una ITS.
- Mantener relaciones sexuales con diferentes parejas.
- Tener una nueva pareja sexual en los últimos meses.
- Antecedentes previos de ITS.
- Profesionales de la prostitución y sus clientes.
- Consumo de alcohol y otras drogas, especialmente asociados a las relaciones sexuales.
- Uso inconsistente del preservativo con parejas casuales.
- Ser víctima de violencia sexual.
No obstante, subraya la especialista, “aunque la persona no cumpla ninguno de estos factores de riesgo, ante cualquier síntoma sugestivo de ITS, se debe consultar enseguida al especialista para descartar esta posibilidad”.
Con información de Efe.