De acuerdo con una investigación publicada en la revista Science Advances, hasta 400 millones de toneladas de partículas podrían permanecer en la atmósfera, provocando una reducción en la luz solar.
Únete al canal de Whatsapp de WapaUn asteroide de aproximadamente 500 metros de diámetro podría provocar una caída global de temperaturas de hasta 4 °C, una disminución del 15 % en las precipitaciones y cambios drásticos en la química atmosférica y la fotosíntesis a nivel mundial, según un estudio publicado en Science Advances.
La investigación, liderada por el Centro de Física del Clima del Instituto de Ciencias Básicas de la Universidad Nacional de Pusan (Corea del Sur), utilizó como referencia al asteroide Bennu, cuya probabilidad de colisión con la Tierra en 2182 es de 1 entre 2.700.
Los científicos analizaron los efectos de un impacto de esta magnitud, considerando la liberación de entre 100 y 400 millones de toneladas de polvo, además de aerosoles, escombros y cenizas en la atmósfera.
En el peor de los casos, hasta 400 millones de toneladas de material permanecerían suspendidas en la atmósfera, reduciendo la luz solar y desencadenando un "invierno de impacto" que podría extenderse de tres a cuatro años.
Las simulaciones mostraron que este evento ocasionaría un descenso global de temperaturas de hasta 4 °C y una reducción del 15 % en las precipitaciones. Además, la capa de ozono disminuiría en un 32 %, lo que incrementaría la exposición a la radiación ultravioleta.
La productividad primaria neta se vería afectada significativamente, con una caída del 36 % en ecosistemas terrestres y del 25 % en ecosistemas marinos, lo que impactaría la seguridad alimentaria global.
Los efectos sobre la fotosíntesis serían inmediatos, con una disminución inicial del 20-30 %, generando condiciones desfavorables para el crecimiento vegetal.
Sin embargo, la respuesta del plancton marino sería diferente, ya que su recuperación ocurriría en seis meses y, en algunos casos, podría incluso superar los niveles previos al impacto.
Dependiendo del contenido de hierro del asteroide y del material terrestre expulsado a la estratósfera, algunas zonas oceánicas podrían enriquecerse con hierro biodisponible, favoreciendo el crecimiento de diatomeas en el Pacífico ecuatorial oriental y en el océano Antártico en los tres años siguientes al impacto.
Los investigadores advierten que sus modelos no consideran otros factores que podrían intensificar los efectos climáticos, como las emisiones de hollín y azufre generadas por incendios forestales.
A lo largo de la historia de la Tierra, se han registrado múltiples impactos de asteroides. El más significativo fue el que creó el cráter de Chicxulub en México hace 66 millones de años, cuando un asteroide de 10 kilómetros de diámetro provocó la extinción de los dinosaurios.
Bennu, junto con el asteroide Ryugu, es uno de los pocos cuerpos celestes de los que se han obtenido muestras directas. La misión Osiris-Rex de la NASA trajo a la Tierra 120 gramos de material de Bennu en septiembre de 2023, lo que permitió realizar diversos estudios científicos.
Uno de los hallazgos más recientes, publicado a finales de enero de 2024, reveló la presencia de minerales esenciales para la vida en antiguos restos de salmuera dentro del asteroide, además de compuestos nunca antes identificados en muestras de este tipo de cuerpos celestes.