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12 Sep 2021 | 16:28 h

Atentado terrorista en Tarata: el lamento de una sobreviviente a un "coche bomba"

“Murió Abimael y nunca se arrepintió ni pidió perdón”, dice Vanessa Quiroga, quien hoy vive con una sola pierna tras aquel fatídico 16 de julio de 1992.

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    Vanessa Quiroga es una de las supervivientes al atentado terrorista de Tarata. | ANDINA.

    Ni la muerte del sanguinario Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso, fundador del grupo terrorista Sendero Luminoso, podrá sacar de la memoria de millones de peruanos y peruanas el terror, la angustia y el dolor que se vivió en nuestro país durante casi 20 años.

    “Murió Abimael y nunca se arrepintió, nunca pidió perdón a todas las víctimas”, lamenta Vanessa Quiroga (33), quien a los cuatro años de edad perdió la pierna izquierda luego que Sendero Luminoso detonara un coche bomba en la calle Tarata (Miraflores) el 16 de julio de 1992.

    En el marco de la conmemoración a los 29 años de la captura de Abimael Guzmán por el grupo GEIN, la sobreviviente a la historia de terror que vivió el Perú contó para Exitosa sus pesares por aquel fatídico día.

    Quiroga asegura que el terrorismo ha dejado una ‘herida’ en el País que nunca se pudo cicatrizar. Tras ser víctima del atentado, a ella y a su familia no les quedó más remedio que ‘secar las lágrimas’ y ‘seguir adelante’. “No podíamos detenernos a llorar, teníamos que trabajar para poder conseguir la comida, esa no solo fue mi situación, sino la de miles de víctimas”, afirmó.

    Sin embargo, Vanessa se muestra escéptica ante la muerte de Abimael Guzmán y asegura que ‘hay muchas dudas en la población’. Sabe también que el pensamiento del excabecilla terrorista no ha muerto y aún repercute en el Movadef y en el Conare – Sutep, y teme que personas allegadas a esta ideología hayan llegado a Palacio de Gobierno.

    “Ha fallecido Abimael Guzmán, pero desgraciadamente su pensamiento aún ronda en las cabezas del Movadef, Conare – Sutep y en las de aquellas que han llegado a Palacio de Gobierno”, dijo en referencia a los cuestionamientos que recaen sobre el actual ministro de Trabajo, Iber Maraví, y el premier Guido Bellido, investigado por apología al terrorismo.

    Atentado en Tarata 1992: el día que SL masacró a 25 personas por pertenecer a una zona de clase alta en Lima

    El objetivo original de Sendero Luminoso aquel fatídico 16 de julio de 1992 fue la agencia del Banco de Crédito del Perú de la exclusiva avenida limeña José Larco. Aquella tarde, el contingente senderista de Lima realizó ataques menores contra comisarías y entidades financieras con el objetivo de dispersar a las fuerzas policiales, y conseguir el camino libre para perpetrar el hecho.

    Según testimonio de militantes senderistas entrevistados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el destacamento número doce de SL en Lima que estaba al mando del "camarada Daniel" (identificado posteriormente como Carlos Mora La Madrid en los archivos de la Comisión) fue el encargado de realizar esta acción.

    Alrededor de la hora pactada, ocurrió una oscilación de la luz seguida por uno de los apagones que caracterizaba a la ciudad en ese tiempo. La idea original era estallar los explosivos en el frontis de dicha entidad bancaria a las 21 horas y 20 minutos, pero un vigilante del establecimiento no les permitió estacionarse en el lugar pactado, realizando disparos con su arma de protección. Decidieron, entonces, dejar el vehículo en la intersección siguiente (que era la calle Tarata) y dejar que el carro avance lentamente hasta el momento de su explosión. Una vez en la calle, el conductor del vehículo disminuyó su velocidad y lo abandonó, ya que según se dice, la mecha del explosivo ya estaba encendida.

    La carga era de aproximadamente entre 400 y 500 kilos de ANFO mezclada con dinamita. Los edificios afectados por encontrarse en el centro de las dos explosiones ocurridas fueron El Condado, San Pedro, Tarata, Residencial Central y San Carlos. La onda expansiva alcanzó casi los 400 metros a la redonda, a tal punto que el motor del auto utilizado por los terroristas, fue a caer sobre el techo de un aparcamiento de vehículos ubicado a 320 metros del centro del atentado.

    El trágico saldo final fue de 25 personas muertas, 250 heridos y pérdidas materiales superiores a los 3 millones de dólares de aquella época, afectándose también aproximadamente un centenar de edificaciones cercanas entre bancos, exclusivas boutiques, casas, centros comerciales, librerías y hasta galerías de arte.