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27 Ago 2021 | 23:50 h

Día del Adulto Mayor: ¿Cómo lo viven quienes no tienen hijos?

Especialista de la PUCP explica que quienes viven solos son los más vulnerables.

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    Especialista de la PUCP explica que quienes viven solos son los más vulnerables. | Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán

    Cuando uno habla de adulto mayor se asocia con la imagen en la que aparece rodeado de hijos y nietos. A pesar de que ese es el denominador común, existen hombres y mujeres que, por circunstancias de la vida, no cumplen ese rol y, por lo tanto, no son padres ni abuelos.

    Es la historia de Angélica y Víctor, dos septuagenarios que viven de diferente manera esta condición, y que este 26 de agosto, Día Nacional del Adulto Mayor, la pasarán tranquilos. Ella celebrará la fecha con su hermana, y él con sus compañeros en la casa hogar donde vive hace 6 años.

    Angélica Pacheco Meneses tiene 79 años, es jovial, risueña y gran conversadora. No se siente triste por no haber sido mamá; y no lo fue porque no encontró a la pareja perfecta, cuenta.

    Fue profesora de primaria en un colegio de Barranco, durante 30 años, y de deporte en una escuela pública del mismo distrito. Su mundo fueron sus alumnas y se entregó a la docencia sin darse el tiempo para pensar en tener una familia.

    No tomé ninguna decisión, así se dieron las cosas, no me entusiasmaba casarme, ganaba bien, y no quería encontrarme con una pareja a la cual tuviera que mantener. No me arrepiento. De haber sido esposa y madre, no habría podido viajar para conocer el Perú ni París”, comenta.

    Angélica nació en Pisco, estudió la carrera de Educación en la Universidad Nacional San Luis de Gonzaga y ya se jubiló.  Cumple 80 años el 23 de setiembre, el día que empieza la primavera, dice risueña, y no usa bastón. No deja un día de rezar el rosario, antes de levantarse, para agradecerle a Dios por su salud.

    Actualmente participa activamente en el Centro Integral del Adulto Mayor Del Palmar, se reúne con sus amigos por zoom, porque no pueden ir al local por la pandemia. “No siento soledad, soy sincera, vivo con mi hermana, que también es soltera, y sigo siendo muy activa”.

    Hijo único

    Víctor Fernández Zaferson tiene 77 años y, a diferencia de Angélica, es parco en sus respuestas, su mirada es melancólica y es difícil para él explicar por qué no fue papá.

    Desde el 2015 vive en la Casa Hogar Splendor, un lugar que lo acogió con cariño y gracias al cual ya no siente soledad, esa que lo acompañó durante muchos años, cuando vivía en cuartos alquilados en los distritos de Lince y San Martín de Porres, luego de perder a su mamá. Entonces el tenía 61 años.

    Pensó en ser papá, cuando fue joven, “pero luego desapareció esa idea, se pasaron los años y acepté con resignación que no iba a ser padre ni tampoco abuelo”. Don Víctor fue hijo único, no pensó en el matrimonio quizá -dice- porque fue sostén de su madre hasta los últimos días de su vida. Se quiebra, dice que la extraña.  

    Trabajó como técnico de televisores, pero de aquel artefacto producido en base a transistores y que “pesaban cualquier cantidad, a diferencia de los planos de hoy en día”, explica, tras agregar que se siente tranquilo después de muchos años, y que la soledad de no tener ningún familiar es muy triste.

    Adultos mayores solos 

    Angélica y Víctor son parte de una población que cada día aumenta: los adultos mayores solos. Este grupo de personas aún no está identificado en el país porque hasta ahora no se desarrollan investigaciones que muestren cuál es su real situación, explica la docente de la especialidad de Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Raquel Cuentas Ramírez.

    Sin embargo, sostiene la especialista, cada vez hay más adultos mayores que están solos por voluntad propia o a causa de determinadas condiciones de vida, como haberse separado o fallecido la pareja. 

    Los adultos mayores solos representan el 40% de los hogares que está a cargo de un adulto mayor.  A ese porcentaje se le denomina hogares unipersonales, la mayoría de los cuales está a cargo de mujeres, precisa. 

    "En el Perú es un riego envejecer, la persona con más de 60 años es más vulnerable, así tenga recursos económicos, reciba una buena pensión y se beneficie con un seguro de vida, porque lo que caracteriza a los adultos mayores solos es no contar con un soporte emocional, familiar ni social, tan necesarios para continuar con su proyecto de vida”

    A pesar de ello, existen adultos mayores empoderados, que conocen sus derechos y los defienden, son conscientes y fortalecen su autonomía, pero existen otros que todavía tienen una actitud sumisa frente al asistencialismo, señala la gerontóloga social. Son los que viven con precariedad porque no cuentan con una medida social que los proteja.

    En las zonas rurales la soledad que viven los adultos mayores es diferente porque, en muchos casos a causa de la migración hacia las ciudades, se quedan solos en el campo, inclusive los que formaron su familia, y muchas veces caen rodando por las laderas de los cerros y pierden la vida sin que nadie los rescate.

    "Los adultos mayores solos son más vulnerables porque no reciben afecto, la soledad es una amenaza, se aíslan y no tienen acceso a la tecnología como para comunicarse con sus amistades aunque sea de forma virtual. Aún no hay políticas públicas para ellos, es una deuda pendiente que se tiene con ellos", señala la especialista.

    Adultos mayores

    En el Perú la población adulta mayor supera los 4 millones de personas, el 51% es mujer, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), recuerda Cuentas Ramírez,  y la definición de adulto mayor aún se basa en discriminación y estereotipos asociados a la vejez como la decrepitud, falta de autonomía y discapacidad, más no en otros aspectos de su vida como el social y cultural.

    Es un problema, agrega, porque el 40% de hogares peruanos tiene entre sus miembros a una persona mayor de 60 años, que en la actual coyuntura de emergencia sanitaria ha contribuido en sostener a sus familiares, con sus magras pensiones o compartiendo su vivienda, con el riesgo de verse afectados por la violencia patrimonial, de la que son víctimas con frecuencia.

    En el centro, con saco negro, Raquel Cuentas, compartiendo un taller con personas adultas mayores antes de la pandemia

    Con información de ANDINA