Carlos Argüelles es un joven peruano de 33 años se ha convertido en el orgullo de nuestro país debido a su amor por la física que lo ha llevado a ser profesor en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Como toda ciencia, tiene como uno de sus objetivos principales comprender de qué está hecho el mundo, desentrañar sus mecanismos ocultos, adivinar los motivos que lo mantienen en movimiento. Una serie de cuestiones complejas que requieren de hipótesis y métodos, aunque también existen quienes dicen que es el amor lo que mueve al mundo. Para el científico Carlos Argüelles, sin embargo, amor y física son casi la misma cosa.
Carlos acaba de iniciar sus actividades como profesor en la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos. Estudió física en la Universidad Católica y, aunque es esa ciencia la gran pasión de su vida, confiesa que no siempre se sintió convencido de dedicarse al estudio de los componentes que conforman el universo.
“En el colegio me gustaba las matemáticas, sobre todo en la secundaria. Pensé en estudiar ingeniería de sistemas, ingeniería industrial o economía, que son las carreras en las que la gente dice que vas a tener trabajo. Pero tuve la suerte de encontrar en ese entonces un libro de Stephen Hawking y me interesó. Mis profesores del colegio me decían que si me gustaba algo por qué no lo intentaba. Cuando les dije a mis papás que iba a estudiar física, me dijeron que iba a terminar en la calle”, relató a La República, en medio de una carcajada.
Hoy, cualquiera que conozca a Carlos Argüelles podría tener la certeza de que, a todas luces, tomó la decisión correcta. En el año 2015 terminó su doctorado en la Universidad de Wisconsin. Reside, además, en dicho estado, más específicamente en la ciudad de Madison, mientras dicta clases de física a jóvenes con los que comparte, a la distancia, horas de estudio y aprendizaje. Ha firmado como autor o coautor más de una veintena de artículos académicos y lleva una década dedicado al estudio de una partícula muy particular: los neutrinos.
A uno de los físicos más célebres de la historia contemporánea, Albert Einstein, se le atribuye una frase que de algún modo resume las características de cualquier amante de las ciencias. “No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso”, cuentan que escribió alguna vez el científico alemán en una carta. Para el hombre de ciencias, si algo jamás debe agotarse, es el ansia por saber, por explicar, por encontrar la pregunta a cada respuesta y no al revés.
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Precisamente, esa curiosidad llevó a Carlos Argüelles a especializarse en la física de partículas, una de las ramas más deslumbrantes y enigmáticas de la ciencia. Para él, encontrar siempre una nueva incógnita y sumergirse en ella es el motor de su trabajo. Las preguntas, por fortuna, se reinventan con cada hallazgo.
“La física de partículas es el estudio de los elementos más fundamentales e indivisibles de la naturaleza. La misión que tenemos es establecer las piezas y cómo es que estas piezas interactúan entre ellas. Yo soy especialista en una de estas, que se llama neutrino”, precisa el profesor.