La adolescencia es una etapa muy complicada y no lo podemos negar, todas hemos pasado por eso. Los días de cuarentena pueden ser algo estresantes y aburridas, para los adolescentes mucho más. Los cambios de humor de nuestros hijos serán todo un reto, pero nunca tan difícil.
El aislamiento puede ser para algunos un choque muy fuerte, los adolescentes muchas veces prefieren estar más tiempo con los amigos que con su familia. Pero, de pronto, se ven obligados a hacerlo, no tienen otra opción, y ahora es nuestro turno de ayudarlos y mantener la armonía con ellos por el bien del hogar.
En primer lugar, debes tener mucha paciencia porque se vienen días muy complicados, llenos de estrés, ansiedad, etc. Es normal, dehecho no solo los adolescentes se sentirán así, los adultos también. No somos de piedra.
Nosotras ya hemos vivido un poco más y quizá podemos comprender mejor la coyuntura. Ellos simplemente no esperaban que esto podía ocurrir, pero es real y existe. Es bueno hablar con ellos sobre el tema. Hubieron tiempos peores y esto es parte de la vida. Una buena conversación en un momento y lugar tranquilo, sin noticias negativas.
Escucha a tus hijos
Todas las personas necesitamos que nos escuchen, niños, adolescentes y grandes. Los adolescentes lo necesitan aun más, y sobre todo, ahora que los tiempos son difíciles.
Tú ya hablaste como mamá, es turno de ellos. Dales la confianza de expresar sus miedos, inquietudes o problemas. Recuerda que como su madre eres su guía, no podrás solucionarle todos sus conflictos, pero sí podrás orientarlos.
Si te cuenta algo y no te pareció correcto, no lo juzgues. Todos podemos cometer errores en la vida. A veces, ellos actúan por arrebatamiento sin pensar.
Este es el momento preciso para sacar tus experiencias a flote. Tú sabes todo lo que has vivido. Recuerda tus tiempos de adolescentes, seguro tienes divertidas anécdotas por contar. Tus hijos querrán escuchar cómo fue su madre de adolescente. Escoge las mejores historias que tengan y cuéntales.
También puedes aprovechar para preguntarle a tu hijo o hija cómo se ve en un futuro, qué planes tiene, dónde se ve más adelante. Es decir, hazle preguntas que se refieran a su futuro. Consigue que se den cuenta que no solo eres su madre sino también una amiga en quien confiar.