Algo que siempre los padres dicen a sus hijos es que no pueden decir mentiras; sin embargo, en muchas circunstancias son las mamás y papás quienes los obligan a mentir, con el fin de librarlos de alguna responsabilidad. Por ejemplo: “Dile que no estoy”
Esta pequeña mentira que muchas veces los padres no le toman la debida importancia pueden tener consecuencias adversas en la construcción de su personalidad de los niños.
Si, así como lo lees. De acuerdo a Guilermo Ladd, jefe del área de adultos del Instituto Nacional de Salud Mental explica al portal Andina que mentir es un recurso humano para sobrevivir, pero que no todas las mentiras son inofensivas, sobre todo cuando se les dice a menores.
“Es muy difícil distinguir el límite de lo que es una mentira y lo que no lo es. Sin embargo, hay que decir que esta es parte consecutiva del ser humano. Todos los seres humanos mentimos y el que dice que no lo hace, miente”, señaló.
Por lo general las personas mienten para obtener un beneficio o para limitar el daño que pueden tener debido a una determinada conducta. Sin embargo, también lo hacen para proteger o agradar.
Asimismo, el psiquiatra advirtió que los padres que se excusan con mentiras, las cuales además deben se trasmitidas por sus hijos, como "dile que no estoy", cometen un grave error.
Con estos actos evidencian su inmadurez y empujan a los menores a pensar que mentir es importante y uno debe hacerlo porque así funciona el mundo y cuando sean adultos deben trasmitir esto a sus hijos.
“Los grandes mentirosos se forman en casa. Es el entorno más cercano donde se les obliga a mentir. Eso es negligencia. Permitir que eso ocurra genera un daño tremendo en el yo moral del niño”, advirtió el psiquiatra.
Dijo que los padres y madres que realmente aman a sus hijos no deben obligarlos a mentir y, por el contrario, deben confrontarlos si los descubren mintiendo.
“Si un niño no es confrontado ¿qué lección saca? A este no le intereso. Allí se revela el estilo de crianza y el niño se va a adaptar a ese estilo”.
Para el experto, cuando los menores mienten de manera recurrente y en la familia no hay costumbre de hacerlo, se debe buscar apoyo profesional.
“Si hay mentiras recurrentes hay que buscar ayuda. Los menores podrían estar padeciendo depresiones infantiles, ansiedades, trastornos obsesivos compulsivos, abuso sexual. Todo eso puede estar presente cuando un niño miente. Si hay una presencia reiterada de mentiras debemos buscar la explicación de esto, porque no es normal”, recomendó.