Las ochenta líderes científicas que partieron el pasado 31 de diciembre a la Antártida regresaron el sábado 19 de enero a la ciudad argentina de Ushuaia, tras un exitoso pero turbulento recorrido, en el que exaltaron la importancia del papel femenino en los asuntos que definirán el futuro del planeta.
Una vez tocaron tierra, las 80 mujeres reafirmaron su respaldo al liderazgo femenino con una caminata por el puerto, manifestación que coincidió con la tercera Marcha de las Mujeres en Estados Unidos.
El grupo, que incluye a líderes de 35 nacionalidades, en su mayoría con formación en ciencias, tecnología, ingeniería, matemáticas o medicina, se embarcó el pasado 31 de diciembre en Ushuaia (sur), conocida como la "puerta de entrada a la Antártida", y, tras superar el turbulento pasaje Drake, arribó nuevamente a Argentina.
El recorrido formó parte de la tercera edición del programa australiano Homeward Bound, apoyado por la firma española Acciona y que se enfoca en promover el rol de las mujeres en la toma de decisiones en asuntos globales como el cambio climático y las acciones de desarrollo sostenible.
"Los logros que espero de este Homeward Bound 3 son en tres niveles: que las participantes se sientan más capaces de liderar; número dos, que noten que son más fuertes juntas, es decir que una puede hacerlo bien, pero juntas podemos hacerlo significativamente mejor; el tercero, es que son visibles y están provocando un impacto en el mundo", dijo Fabian Dattner, fundadora de la iniciativa.
Según los organizadores, la diversidad de las participantes, quienes, además de provenir de diferentes sitios del mundo, cubren una amplia gama de profesiones, ocupaciones y niveles de carrera, converge en el perfil por el que fueron elegidas para este programa: su potencial para tener un impacto en la toma de decisiones sobre el futuro del planeta.
"Hacia donde apuntamos es que nos volvamos más visibles en liderazgo, influyendo en decisiones que nos afectan a todos, porque las investigaciones han demostrado que en aquellas instancias en las que las mujeres nos hacemos notar más somos más colaborativas, más incluyentes", agregó Dattner momentos antes de dejar el barco Ushuaia.
Las ochenta expedicionarias, la mayor cantidad que ha viajado a la Antártida en la historia de Homeward Bound, recorrieron una decena de puntos en ese continente, conociendo estaciones argentinas, de Estados Unidos y China, con el fin de analizar en uno de los territorios más vulnerables al cambio climático el papel de la mujer para crear opciones de desarrollo sostenible.
Durante el trayecto, además de visitar lugares emblemáticos del continente blanco, la organización realizó jornadas intensas para promover la visibilidad de las mujeres y su papel estratégico para afrontar asuntos globales como el cambio climático.
"Son 80 mujeres científicas más 10 profes, quienes fueron las que compartieron los diferentes instrumentos que existen para poder autodefinir cuáles son las características y atributos de liderazgo que cada una de nosotras tiene, pero que tenemos la gran oportunidad de ir afinando", dijo la costarricense Christiana Figueres, artífice del Acuerdo de París e invitada especial a la expedición.
La llegada a Argentina fue muy emotiva y entre lágrimas y abrazos las expedicionarias resaltaron la importancia de que cada vez más mujeres tengan la oportunidad de liderar procesos en favor del bienestar mundial.
"Hace un mes estaba camino hacia Antártida y no sabía qué esperar, no sabía cómo iba a ser la experiencia, estaba nerviosa y después, ahora, regresamos a Ushuaia y tengo 80 amigas nuevas y las herramientas para poder hablar sobre el cambio climático y también para ser líder", afirmó la nicaragüense María Molina, experta en tormentas y meteorología y estudiante de doctorado en el estado de Michigan (EE.UU.).
La expedición de Homeward Bound, apoyada por Acciona, partió el pasado 31 de diciembre desde Ushuaia, considerada la ciudad más austral del planeta, y entre sus paradas estuvo la base argentina Carlini, la isla Paulet, que acoge una colonia de cría de miles de pingüinos de Adelia, y la base estadounidense Palmer.
La primera y última prueba para las viajeras fue el pasaje de Drake, cuyas aguas son famosas por ser las más tormentosas del planeta.
Con información de Efe.