A veces el perdón libera una parte de ti que ni siquiera sabías que estaba atada. Y es que perdonar no es fácil, sin embargo ese acto voluntario nos brinda una mágica oportunidad de ser felices, además de mejorar nuestra salud. “El perdón implica dar un regalo que, recordando el pasado, mira hacia el futuro. Pues el perdonar es una alternativa poderosa para superar injusticias y traumas. A través de él escarbamos lo que tiene dentro una persona como parte de su pasado, dejar que flote en el presente y tenga una resolución en el aquí y ahora, y poder disfrutar de un mejor futuro.”, define Irma Reginaldo, psicóloga del Instituto de Psicología Integral Riqchariy.
El perdón por tanto debe ser entendido no solo como un simple proceso interno para librarse de emociones y pensamientos negativos, sino como un proceso que puede haber implicado años de resentimiento, odio y ansias de tomar represalias en contra de un ofensor. Para muchos es difícil soltar el daño que hemos recibido, pues representa un malestar que nos hace sentir injustamente tratados y no somos capaces de canalizar. Un sentimiento que según explica la psicóloga suele ser bastante tóxico si lo llevamos por años, y que es capaz de psico-somatizarse en nuestro cuerpo convirtiéndose en dolor, depresión, ansiedad, enfermedades y situaciones emocionales terribles que impiden que avancemos en nuestras propias vidas.
“La terapia del perdón surge así, como un trabajo que va más allá de la psicología tradicional, es mucho más multidisciplinaria pues trabaja cuerpo, mente y espíritu”, explica Irma. Perdonar puede ser complejo y requerir más de una sesión y tipo de terapia. Lo importante para el paciente es reconocer que el perdón no puede ser desde nuestro ego, desde la ofensa que siente un niño, sino desde el adulto que mira su vida frente a él y se hace responsable. Asume que su felicidad y tranquilidad ya es parte de su responsabilidad, no de quien le hizo daño.
La terapia del perdón jamás debe ser entendida como la inútil espera de que el otro me pida perdón, o sentir que si digo perdón no me amo o soy débil de carácter, mucho menos se trata de estar absolviendo la acción de quien me hirió, simplemente le estamos dando un respiro a nuestro ser, dejando ir esos resentimientos y haciendo espacio para lo bueno.
Si bien la terapia de perdón no es nueva y se utiliza desde los años 80 en otros países, en Perú no existían investigaciones ni avances en el tema hasta hace unos años atrás. Es esta necesidad que impulsó a la doctora y otros especialistas de su institución, quienes vienen trabajando 10 años este innovador programa y que forma parte de un diplomado para especialistas en psicología, el que pretende que los participantes integren las comprensiones fundamentales sobre el perdón y la reconciliación como una forma de liberar emociones, así como sus usos terapéuticos.
La especialista explica que ha sido una década el estudio profundo y sistemático de los factores que influyen en la consolidación del perdón a través de muchas disciplinas y sus beneficios para quien lo otorga. Para su ejecución se integrarán algunos aportes teóricos de diversos autores en psicología, así como la terapia sistémica, las constelaciones familiares, terapias corporales entre otros.