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08 Jun 2018 | 16:33 h

“Casi me olvido de mí por buscar ser perfecta para él”

Wapa, hoy te dejamos una hermosa carta donde podrás entender que no se puede ser perfecta solo para hacer feliz a una persona.

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    Estar te enseñará que primero eres tú sobre todas las cosas y personas.

    El amor a veces nos puede cegar a tal punto de dar todo a una persona equivocada y en ese trayecto olvidarnos de nosotras mismas. Esto le ocurrió a Fabiola P. quién compartió su experiencia en el blog SerMejorPersona.com para darnos un gran consejo. ¡No necesitamos ser perfectas para que nos puedan amar!

     “Un día de repente me avergoncé de lo que veía en el espejo, desconocí mi reflejo, me empeñé tanto tiempo en encontrar a ese caballero galante que me sacara de la catastrófica vida que yo misma había construido, que me olvidé de mí, casi me pierdo en bosque encantado del olvido por no poner atención en lo que de verdad quería y aún quiero para mí.

    Cuántas veces hemos oído, que como bellas princesitas, merecemos a un gran príncipe azul, que nos cuide de malvados dragones y arriesgue su propia vida para sacarnos del abismo y llevarnos con él a vivir al divino palacio personalizado para nosotras, pero por otro lado, también se nos dice que hay que besar varios sapos para ver cuál es el que se convertirá en dicho príncipe, pero, ¿qué pasa cuando la dulce princesa aún sin querer, se va transformando en el sapo del pantano que se dice su novio?, pues yo te lo digo, eso me pasó a mí.

    Cada relación sentimental que tuve, fue diferente, y cada una me daño y me lleno de dicha de una manera distinta, cada que no funcionaba con alguien, trataba de verlo con filosofía, y trataba de ver cuál había sido el error, pero con el paso del tiempo, comencé a cansarme de que nada funcionara, entonces sin darme cuenta los errores de mi parte se empezaron a dar por montones, pues juraba que la del problema era yo.

    Poco a poco y repito, casi sin darme cuenta, comencé a aceptar, manías de mi pareja, me convertí en una experta en el disfraz, pues cada día tapaba sus fallas y las trataba de cambiar por acontecimientos burdos y sin importancia, maquillando mi dolor por una falsa sonrisa, y así, es como la bella princesa se iba convirtiendo en el feo sapo, solo por querer mantenerlo a mi lado.

    No he conocido a alguien que se haya juzgado como lo hice yo por el temor de estar “sola”, resulta que yo si maquillaba lo que no me gustaba de él, pero él, por el contrario, exageraba con respecto a mí, y lo peor, le creía y de inmediato lo cambiaba, me modificaba, dejaba cada vez más mi yo, por ser el, por ejemplo, si pedía cariñitos, era una enfadosa, que si pedía respeto y comprensión, era completamente insaciable, y pedía un imposible. Así fue como me perdí, ya no supe cómo era eso a lo que llamaban la etapa de enamoramiento, y solo complacía, solo no era yo, yo era él.

    Y entonces un día pasó, deje de conocerme, me desconocí en el espejo, y fue cuando por fin me di cuenta que no estoy para complacer a nadie, no es soberbia es amor propio, no es lo mismo tener acuerdos en la pareja para tener una sana y sólida convivencia, que cambiar mi esencia por agradarle, entonces eso no es amor, pues está enamorado de él, no de mí.

    Tantas vueltas y sin sabores, me hicieron entender que eso que para alguien es insoportable, para otro será el desastre más perfecto para su vida, para alguien seré imperfectamente adorable y eso es lo que busco, porque no seré perfecta para el mundo entero pero soy perfecta para mí.Ahora, solo recuerdo a ese utópico ser que saqué de un falso cuento de hadas, y como me abandoné por querer ser su chica ideal”.