¡En el mundo de la moda todo se vale! Y Karen Schwarz lo sabe a la perfección, pues cada día nos sorprende con trajes maravillosos y novedosos que son un verdadero sueño para toda mujer. Para algunos diseñadores de alta costura, cuando se trata de enaltecer y embellecer los rasgos femeninos, las joyas son las favoritas; pero no solo como accesorios, sino también plasmadas en vestidos que deslumbran con su delicadeza y elegancia.
Aunque estamos acostumbrados a que, los certámenes de belleza, sean los principales escenarios donde se pueden apreciar piezas con unos acabados espectaculares y elaborados con gemas hermosas, Karen Schwarz deslumbra cada noche con un traje singular, marcado por el glamour en su máxima expresión, convirtiéndose en tendencia para los días y eventos más sofisticados que podamos imaginar.
Esta vez la conductora optó por un traje donde el protagonista es el dorado, un color que está súper a la moda últimamente y, aunque no parezca, es fácil de combinar con otros colores. Además, para usar este tono en trajes de noche, puedes jugar con diferentes accesorios como pulseras o collares.
Por ejemplo, durante la final de Miss Universo 2021, hemos sido testigos de la magia que existe en los vestidos de gala, en diferentes colores, formas, escotes, diseños y dimensiones, los brillos, las piedras y lentejuelas, fueron los protagonistas de esta pieza con el que toda mujer quiere lucir en alguna ocasión especial en su vida.
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Uno de los vestidos de noche, que causó furor en la moda internacional, es el que lució la represente de Argentina en el Miss Universo 2015; donde vestía un despampanante traje confeccionado en una corsetería con falda ovalada completamente enjoyado con cristales de auroras boreales, plata, zafiros, perlas y aguas marinas; encuadrado por un ornato circular y decorado con 1.500 plumas de faisanes azules, convirtiéndose en una pieza magnífica e insuperable.
Otro vestido que marcó tendencia en el mundo de la pasarela, fue la espectacular creación del famoso diseñador alicantino Rubén Hernández; quien se encargó de elaborar una elegante vestimenta con joyas color rosado, trabajada sobre un tul invisible, con nada más y nada menos que cincuenta mil cristales de “Swarovski” encajados a mano. Además, el traje contaba con unas fabulosas plumas de avestruz en la parte baja, convirtiéndola en una pieza que cubre lo justo, estiliza la figura de la mujer y resalta sus atributos. Quien tuvo el honor de resplandecer con este traje único y exclusivo, fue la multimillonaria Paris Hilton, en la fiesta de apertura de una conocida discoteca en Ibiza.
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Del mismo modo, recordamos un diseño que fue elegido como uno de los vestidos más costosos de la década; su precio real fue de 100.000,00 dólares. Está fabricado con falda larga en representación de una campana, posee bordes de miriñaque, calado con lentejuelas en relieve y brillantes cristales de oro de “Swarovski” en forma de “baguette”. Su creador lleva por nombre, Armani Privé, y quien lo llevó puesto fue la célebre Cate Blanchette.
Igualmente, quienes deciden casarse con ese ser amado, tiene el sueño de brillar el día de su boda; tal es el caso de Sofía Vergara, quien relumbró con un vestido de alta costura del diseñador libanés Zuhair Murad. Un traje de seda, tul blanco con escote corazón, mini perlas y pedrería incrustada a mano; combinado con un fascinante cinturón con perlas. Para esta pieza se usaron más de cinco kilos de lentejuelas, tres kilos de perlas y 350 cristales; además, en el diseño participaron 32 personas, quienes le dedicaron más de 1.600 horas de trabajo.
La presentación, enfocada al mercado oriental según Anders Christian Madsen para Vogue.com, fue una concatenación casi absoluta de vestidos de fiesta en los que destacaban los cortes a la cadera, los volúmenes casi arquitectónicos y los detalles Art Decó. “Lanvin fue muy fuerte en el período de entreguerras”, contó Bruno Sialelli a la cabecera. “Es interesante observar las oscilaciones entre la década de 1920 y 2020”; reflexión ya barruntada por Prada. Y si hubo algo que caracterizó la indumentaria festiva de aquellos años, o al menos la idea que se tiene actualmente de ella (gracias, El gran Gatsby), fue la opulencia del brillo, piedras y lentejuelas, que en las creaciones con la rúbrica de la casa están en adornos como lazos, escotes y en bordados marinos.