Julieta Álvarez tiene en la artesanía su forma de expresión dando forma a joyas, objetos decoración o esculturas que forman parte de las tiendas de museos como el Pompidou en París o el Reina Sofía en Madrid aunque confiesa que se siente una "intrusa", eso sí con manos "muy intuitivas".
"La artesanía está minusvalorada", dice en una entrevista a Efe Julieta Álvarez, que estudió diseño textil en el IED (Instituto Europeo de Diseño) aunque la cerámica se cruzó en su vida y la retuvo. Estaba claro que su camino era el diseño, pero cambió e introdujo una variante, el barro, su afán de curiosidad hizo el resto.
Reconoce que se siente una "intrusa" en un mundo en el que no pensaba desarrollar su capacidad creativa, una realidad para la que asegura tener unas manos "intuitivas", aunque que se considera una "autodidacta", dice esta joyera cuyas piezas han aparecido en los desfiles de Angel Schlesser o Ion Fiz.
"La cerámica es un mundo muy técnico y complejo" en el que siempre ha ido investigando por cuenta propia, como cuando se decidió a aplicar el oro en superficie en lugar de en línea. "Pensé que podía ser precioso y me lancé a hacerlo". Salió bien.
La investigación forma parte de su día a día. "La mayoría de las veces las piezas explotan en el horno y es la mejor manera de ir descubriendo qué pasa", asegura entre sonrisas. Así es como "acabas inventando cosas curiosas".
La madrileña comenzó con la firma que lleva su nombre hace ocho años y desde entonces no ha parado de crecer: particulares, museos y ahora una de las firmas españolas más internacionales vinculada a la cerámica, Lladró, apuesta por su talento para lanzar una nueva colección de joyas.
"Empecé por la joyería, pero después me atrajo diseñar objetos utilitarios y ahora hago todo lo que se tercie con el barro", comenta desde su taller, un espacio que comparte con su casa. "Todo está muy mezclado, pero así es mi vida, trato de combinarlo", señala.
Julieta Álvarez siempre ha apostado por la cerámica como forma de expresión, pasa de la joyería a la decoración con naturalidad porque le gusta "diseñar y hacer todo un poco a la vez". La diferencia está en los formatos y en los detalles a tener en cuenta "como el peso de un pendiente", un detalle que, sin embargo, en un jarrón "no es importante".
Su reciente colaboración con la firma Lladró la ha reafirmado en el hecho de que las colaboraciones son "muy nutritivas, en ellas se pone en juego la manera de trabajar de cada uno, un proceso en el que aprendo mucho".
De su encuentro, nace "Lola", una colección inspirada en el flamenco, en el sentido curvilíneo de una falda de volantes, de una flor e incluso de un baile.
"Me resultó impresionante cómo hacen las flores, una a una, nada de moldes eso es lo que es lo que permite que cada pieza que sea única", explica. Creaciones en porcelana mate de formas ondulantes en tonos rojos y rosas.
"Son obras de arte que te puedes poner en el cuello o en el lóbulo", señala de manera vehemente sobre un virtuosismo en su elaboración, una manera de contemplar "una escultura sin que esté expuesta en una galería", y añade que las piezas son mezcla de “tradición e innovación”, realizada a partir de prototipos en 3D.
Considera que la firma valenciana de cerámica está haciendo una renovación de una manera muy "inteligente". "Son los maestros de la cerámica, los genios de la técnica", concluye Julieta Álvarez.
EFE